Continuando con nuestro análisis sobre los puertos de paso más importantes que va a presentar la próxima Vuelta a España nos vamos acercando cada vez más al final de la misma, y hoy en concreto analizaremos el Alto do Morrazo, último puntuable de la interesante, y rompepiernas, etapa 19º.
El Alto do Morrazo es un puerto traicionero, con dureza suficiente como para deparar alguna buena pelea entre los primeros de la general. Tan sólo la durísima etapa del día siguiente, con final en una vertiente inédita, y durísima, del Puerto de Ancares puede cercenar las intenciones de algunos. Pero terreno hay.
La carretera es bien conocida por los habituales de esa zona de Pontevedra, que suelen subir al faro de Morrazo para disfrutar de las maravillosas vistas de las Rías que desde allí se pueden contemplar. También para jugar al golf en el campo que hay justo al inicio de esta subida.
Los números del puerto no resultan demasiado impactantes a priori, con poco más de seis kilómetros de extensión y una pendiente media que, eso sí, alcanza más del siete por ciento. Pero lo cierto es que el Alto do Morrazo esconde bastantes sorpresas en su interior.
El entorno es paradisiaco
La primera es su abrupto principio, con una rampa al catorce por ciento muy sostenida durante cientos de metros y un kilómetro completo que roza el diez por ciento. Algo que hace que este puerto sea extraordinariamente explosivo y pueda atragantarse a algún participante más diésel.
Una vez superados esos mil metros, siempre con un firme espectacular, nos encontramos con tres kilómetros con una pendiente mantenida siempre cerca del siete por ciento, que acaban con otro rampón al diez por ciento seguido de más de medio kilómetro de llano. Si te lanzas a conquistar este puerto debes de aprovechar el descansillo, ya que de allí hasta la cima no tendrás respiro alguno y, por el contrario, te esperan las rampas más duras del puerto.
El faro de la cima
Nada más acaba el llano tendrás un murito de doscientos metros al 16% el más duro de toda la subida y que puede hacer que tus piernas, frías por el descanso, se queden duras como la madera. Después entrarás en el kilómetro final, que tiene una media de más del diez por ciento y un último mal trago al catorce por ciento, que te llevará hasta la cima más fatigado de la cuenta.
Intenta descansar un poco en el cénit de este puerto, disfrutando de las bonitas vistas que allí tienes, ya que la bajada es inclinada y revirada, con muchas curvas rápidas y otras que se van cerrando cuando las tomas y pueden llegar a ser conflictivas. Como siempre la carretera estará en bastante buen estado,. Pero si la lluvia o la niebla aparece, algo que es muy común en Galicia, podrías tener algún problema si te pasas de arrojado en las trazadas. Así que, no lo olvides, siempre con cuidado.