Revista Viajes

Los puertos de paso de la Vuelta a España: El puerto de San Lorenzo

Por Rafael @merkabici

El de San Lorenzo es uno de los puertos de paso más importantes que ha incorporado la Vuelta a España en los últimos años. Asfaltado hace ya más de una década y con unos números realmente espectaculares, tan sólo la habitual falta de combatividad en sus rampas y el hecho de que sea un puerto con magnífico asfalto y poco “escénico” en comparación con otros mitos del ciclismo han hecho que este duro alto sea aun relativamente poco conocido entre los menos aficionados a los dos ruedas. Y sin embargo todo aquel que ha conseguido coronar San Lorenzo sabe que en cualquier momento, un año u otro, el pelotón saltará en mil pedazos en sus rampas…Así que, por si resulta que es este, pasamos a describírtelo.

Una zona perfecta para practicar cicloturismo

Una zona perfecta para practicar cicloturismo

La subida empieza en San Martín, aunque sus seis primeros kilómetros desmerecen en dureza al resto. De allí hasta la cima un autentico infierno de rampas muy sostenidas que nos exigirán todo de nuestra parte. Los números, en ese sentido, no engañan, y para algo más de once kilómetros totales de subida la pendiente media es superior al ocho por ciento, mientras que la de los últimos cinco kilómetros se va por encima del once.

A la salida de San Martín empezamos este puerto, de forma progresiva, con cinco kilómetros que pasan del 3 al seis por ciento muy suavemente, y que culminan con una primera rampa al doce por ciento que parece querer avisarnos de lo que nos queda por delante. Para compensar después de esa rampa tendremos un a ligera bajada. Toma aire y deja que tus piernas se relajen, porque será el último descanso que verás hasta la misma cima.

Las curvas son constantes

Las curvas son constantes

Después de ese punto la pendiente se sitúa siempre por encima del diez por ciento, con kilómetros enteros a casi el 12,5 % de pendiente y puntas que alcanzan el quince. Afortunadamente no nos enfrentaremos a paredes imposibles, sino que la subida es muy regular, y siempre tiene una dureza similar. En el otro sentido esto hace que los descansos brillen por su ausencia, y que la subida tenga una gran dificultad en el aspecto mental.

A base de curvas de herradura y de cambios de ladera vamos remontando la montaña, siempre con una excelente carretera, un firme magnífico y una gran anchura, lo que nos hará tener la sensación de que la pendiente es menor de lo que en realidad sufren nuestras piernas. La llegada de la cima se produce, de esta forma, abruptamente tras una curva de herradura que supone el final del martirio.

Detente un momento a contemplar la bella estampa que tienes frente a ti y no olvides recuperar algo de aire para tener los reflejos firmes en la rapidísima bajada que te espera por delante. Si el día es húmedo o hay algo de niebla, dos situaciones muy comunes en la zona, tendrás que extremar aun más las precauciones.


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