Continuamos presentándote los puertos de paso de la 13º etapa de la Vuelta a España con final en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, y hoy nos enfrentamos a la Braguía, un puerto que ha sido catalogado por la organización de tercera, pero que bien podría haberlo sido de segunda, como ya ha ocurrido en otras ocasiones.
Además la Braguía es un puerto histórico, ya que obre sus rampas se decidió una de las primeras Vueltas a España, la de 1941, con Julián Berrendero y el local Fermín Trueba atacándose sin cesar en las curvas, en aquel entonces sin asfaltar, de este precioso puerto. Entonces era de primera, una formidable dificultad, hoy no presentará mayores problemas al cicloturista.
Una bella estampa pasiega
Comenzaremos la ascensión de la Braguía justo al terminar el descenso de las Estacas de Trueba, sin tiempo para alimentarnos ni descansar las piernas. En el propio pueblo de la Vega de Pas, muy conocido por su arquitectura popular y sus delicias gastronómicas, la carretera empieza a picar hacia arriba, y en sus afueras nos vamos a enfrentar a unas rampas persistentes al 8% que durarán hasta bien entrado el tercer kilómetro de subida. Entre medias debemos escalar una herradura con puntas del doce por ciento que nos pondrá las cosas un poco más difíciles. Afortunadamente para el sufridor la carretera ayuda, con un firme perfecto que permite que la bicicleta deslice perfectamente.
A continuación entramos en un tramo de un par de kilómetros bastante rectilíneos, que terminan en una enorme curva de herradura para cambiar el sentido de la ascensión, y donde las rampas vuelven a ponerse serias. Por suerte después de la misma podremos descansar durante doscientos metros y afrontar la última parte de la subida, la más sencilla, con una media del cinco por ciento en los dos kilómetros finales. Los cicloturistas más fuertes hacen este último tramo con el plato grande y a gran velocidad…pero no te confíes, porque si hace viento de cara te puedes encontrar parado en mitad de la subida, como si la rampa fuera del quince por ciento.
En total, seis kilómetros al seis por ciento para un puerto que se debate entre la segunda y la tercera categoría.
Parte final de la subida
La bajada puede ser, una vez más, tan decisiva como la subida, especialmente si el día sale malo en lo meteorológico. Aquí la carretera estará perfectamente asfaltada, al contrario que en Estacas de Trueba, pero ello no debe hacer que nos confiemos, ya que rápidamente alcanzaremos gran velocidad en los siete kilómetros de bajada, con muchas curvas ciegas y algunas realmente traicioneras. Zonas umbrosas donde nunca da el sol y están siempre húmedas, presencia perenne de hojas sueltas en el suelo que pueden hacerte patinar y, sobre todo, un viento racheado que entra con fuerza en algunas partes del descenso pueden hacer de esta bajada un punto especialmente peligroso de la jornada. Recuerda, si acudes a ver la Vuelta aquí…no te confíes con una bajada tan bonita como traicionera.