Revista Viajes

Los puertos de paso desde la cordillera cantábrica hasta la Meseta: La Matanela por La Sota

Por Rafael @merkabici

Los puertos de paso desde la cordillera cantábrica hasta la Meseta: La Matanela por La Sota.

Terminamos aquí de contarte cómo es este durísimo puerto, con rampas escondidas de las que te harán ir despacito, despacito…para que luego no te quejes de encerronas cuando vayas allí con tu grupeta de amigos. Lo lento que bayas será solamente por tus piernas.

Después de superar los dos primeros y durísimos kilómetros, adornados con una rampa del catorce por ciento justo antes del descansillo, afrontamos una bajada que comienza suave para después caer en picado, con una rampa del dieciséis por ciento que, unida a lo estrecho e irregular de la carretera, os pondrá los pelos de punta. Y eso que, en teoría, os vendría mejor ir con algo de velocidad para ver si con la inercia se os hacía más sencillo superar la nueva rampa al once por ciento que se alza ante vosotros unos cien metros más adelante, antes de otra bajadita y de afrontar un tramo realmente duro de tres kilómetros de pendiente y dureza creciente, que comienzan con un paredón entre el once y el doce por ciento y acaban con casi medio kilómetro al quince por ciento y tramos concretos al diecinueve. Si hasta ahora no te habías dado cuenta de que este es un puerto traicionero y con constantes cambios de pendiente tanto para arriba como para abajo…creemos que ya es un poco tarde…

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Tras superar este nuevo paredón llegas a la localidad de la Sota y te enfrentas a tres kilómetros de toboganes, de esos que te harán sentir las piernas de madera, subidas y bajadas de cien o doscientos metros, continuas que jamás te permiten un ritmo constante…un infierno, vaya. Mil metros durísimos a casi el diez por ciento y una nueva bajada empinadísima al catorce nos dejan junto al último tramo de subida antes de tomar la vertiente habitual de este puerto. Pero no te relajes…

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Te enfrentas a casi dos kilómetros al ocho por ciento, pero con continuas rampas por encima del trece y del catorce por ciento, que te exigirán todo para no quedarte clavado. Una vez corones te espera la última bajada radical del día (este puerto te va a fatigar tanto de piernas como de brazos y riñones, por sus bajadas y rampas imposibles) y ya tomar la carretera habitual de subida hasta el Alto de la Matanela. Pero ojo, que desde aquí hasta la cima aun quedan ocho kilómetros largos, con poca pendiente pero donde seguramente pagarás los esfuerzos pasados. Y, sobre todo, con la posibilidad de la aparición de viento de cara, relativamente frecuente en la zona, que puede hacer aun más duro este tramo abierto y sobre buena carretera que el anterior. Sin duda un puerto atractivo y variado que resulta recomendable para todos los amantes de lo salvaje, las carreteras apartadas y el cicloturismo extremo. No te lo pierdas…pero, sobre todo…no te olvides de llevar el triple plato para no quedarte con la obligación de llevar la bici de la mano.


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