Revista Viajes

Los puertos de Torrelavega

Por Rafael @merkabici

Te contábamos ayer cómo es la subida al Collado de Cieza desde Corrales de Buelna y te avisábamos que hoy te íbamos a contar cómo es la otra vertiente, más conocida, de este pequeño coloso. Y lo vamos a hacer.

Primero un poco de historia. Estamos en 1999 y la Vuelta a España ha encontrado al fin un puerto de categoría suficiente como para pelear con los de Tour y Giro por ser el más duro jamás ascendido…y superarlos. El Angliru se convierte en todo un acontecimiento asocial incluso antes de subirse y lanza la popularidad de una Vuelta que vive de la emoción de una edición anterior apoteósica. Al final la subida al gran coloso riosano dejó diferencias seguramente menores a las esperadas y tan sólo el sufrimiento de Ullrich, el coraje de Olano y la gran victoria de Jiménez quedarán para el recuerdo.

Al día siguiente había una etapa aparentemente de transición que llegaba hasta Los Corrales de Buelna, en Cantabria, que parecía poder animarse únicamente por una pequeña tachuela a sólo diez kilómetros de la meta, de segunda categoría. Pero la realidad se empeñó en ponérselo difícil a los ciclistas y salió un día de crudo invierno en pleno septiembre, con trombas de agua que anegaron el recorrido en muchos pasos concretos, frío y un viento huracanado que en la subida final llegó a llevarse la mayoría de las pancartas de la organización. Unas condiciones que además fueron aprovechadas por el alemán Jan Ullrich para intentar sorprender a todos metiéndose en un ataque que tuvo en jaque al equipo del líder, Olano, durante más de cien kilómetros.

Y después de todo ese desgaste los corredores llegaron al Collado de Cieza, que en su vertiente de Villasuso era esa pequeña tachuela a dejar atrás camino de la meta. Y aquello pronto se demostró que era una auténtica trampa, en la que muchos ciclistas subieron haciendo eses por falta de desarrollo y en la que los primeros de la general se repartieron estopa de la linda, con Tonkov atacando muy fuerte para hacer olvidar su polémica derrota del día anterior y un Olano que dio una exhibición en el descenso metiendo a los escaladores más peligrosos como Heras y Jiménez casi un minuto en una bajada para enmarcar.

Así que esa es la vertiente que vamos a describir ahora y que pese a ser catalogada de segunda categoría garantizamos que exigirá al cicloturista muchas de sus fuerzas para no quedarse clavado en alguna rampa.

En cuanto a números hablamos de un puerto de tres kilómetros al siete por ciento de media, así que nada que debamos temer. Pero cuando nos introducimos de lleno en la subida veremos que es una escalera mortal, con continuos cambios de pendiente y rampas de las de apretar que nos van a exigir mucho.

La subida empieza a la salida del pueblo de Villasuso (lugar de inicio de otro coloso del norte, la Braña de Brenes, que otro día te presentaremos), con una recta imponente (continuará).


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