Seguimos analizando desde aquí los pequeños puertos y tachuelas que rodean la ciudad de Torrelavega, cuna del ciclosturismo en Cantabria, y el lugar donde más aficionados se echan cada día a las carreteras.
Y precisamente muchos de ellos salen en dirección a Cabezón de la Sal, lugar de salida y llegada de la popular Marcha cicloturista Los Diez Mil del Soplao. Ambas localidades están muy cercanas (17 kilómetros) y el terreno por la carretera general es llano, contando tan sólo con el duro repecho de Quijas.
Pero en esa misma dirección es posible introducirse un poco en el interior y rodar por carreteras secundarias que esconden algunas buenas trampas. Es el caso del Alto de Cildad, un pequeño puerto muy transitado por los aficionados de la zona, que transcurre plácidamente en sus seis kilómetros de ascensión sin grandes rampas. Apenas superando el siete por ciento en un par de picos casi al final y con algunos descansillos, Cildad es perfecto para hacer un buen entrenamiento de potencia, subiendo todo el puerto en plato grande hasta sentir que las piernas sudan ácido láctico. La bajada hasta la bonita localidad de Novales es mucho más sinuosa y constante en sus pendientes, un cinco por ciento durante algo más de cuatro kilómetros que no nos exigirá demasiado y donde podremos conseguir un ritmo constante desde el principio hasta el final.
Dura subida a Cildad por San Pedro. Altimetria de recorridosciclistascantabria.blogspot
Pero Cildad esconde también una dura trampa en forma de una tercera vía de acceso, que sale desde el pueblo de San Pedro de Rudagüera. En realidad la forma más dura de llegar hasta esta subida es a través de le estrechísima carretera del Camarao, que discurre encajonada entre el río Saja y las vías del tren, y que nos recibe con unos duros trescientos metros iniciales por encima del doce por ciento para calentarnos las piernas antes de enlazar con la subida clásica apenas a cien metros de su comienzo.
En la zona hay varios ejemplos de arquitectura tradicional cántabra
Lo que va a seguir es una rampa inclemente de casi dos kilómetros siempre por encima del nueve por ciento, salvo un par de descansillos, y con rampas que alcanzan el catorce por ciento en algunos tramos. Una auténtica encerronas donde hasta hace unos años no era infrecuente encontrare cicloturistas haciendo eses por el asfalto, sorprendidos con un desarrollo inadecuado en aquella tachuela tan pequeña como matona.
Desde Novales parte la bonita subida al Alto de Golbardo, un repecho de tres kilómetros sin más historia que la bonita carretera por la que discurre, siempre metida en un precioso bosque de hayas, y que en su último tramo se abre para dar una preciosa visión de todo el Valle, entre prados verdes salpicados con rocas calizas que en la zona llaman Rejos. Desde su misma cima se puede tomar un desvío a la localidad de Fresnedo, con una rampa corta, de menos de medio kilometro, pero empinadísima que también puede sorprender a los menos preparados.
Son, como se puede ver, puertos sin casi dificultades en solitario, pero que plantean la posibilidad de realizar recorridos circulares de gran dureza enlazando unos con otros. Terreno perfecto para entrenar…si se quiere sufrir.