El término بَغَوْا (baghaw) suele traducirse como se han rebelado, han transgredido o han corrompido en la tierra, giros que en el islam equivalen a la opresión. Rebelarse es lo opuesto a someterse. Quien no se somete al islam oprime al musulmán piadoso y le da una justa causa para la guerra. Por ello la yihad es la obra más noble, la que mejor afianza la justicia y la que más agrada a Dios, como vemos en el libro 52 de Sahih Bukhari:
"Pregunté al Apóstol de Alá: '¡Oh Apóstol de Alá! ¿Cuál es la mejor obra?' Él respondió: 'Ofrecer las oraciones en sus primeros tiempos establecidos.' Pregunté: '¿Qué sigue en bondad?' Él respondió: 'Ser bueno y cumplir con tus padres.' Volví a preguntar: ¿Qué sigue en bondad?' Él respondió: 'Participar en la yihad por la causa de Alá.' No le pregunté más al Apóstol de Alá, y si le hubiera preguntado más, él me habría dicho más.""Quien muere sin haber participado en una batalla, y ni siquiera se ha planteado seriamente en su corazón participar en ella, muere en una rama de hipocresía".
"Por Aquel en cuyas manos está mi alma, desearía ser martirizado en el camino de Alá, luego ser resucitado, y luego ser martirizado, y luego ser resucitado, y luego ser martirizado".
"Por Aquel en cuyas manos está mi alma, quien sea herido en el camino de Alá -y Alá sabe mejor quién realmente lucha en Su camino- será resucitado con su herida goteando sangre, el color será el de la sangre, pero su olor será el del almizcle".
"El Mensajero de Alá dijo: Se me ha ordenado luchar contra las naciones hasta que digan: 'Nadie tiene derecho a ser adorado sino Alá'. Y a quien diga 'Nadie tiene derecho a ser adorado sino Alá' mantendré su vida y su propiedad a salvo, excepto que la ley islámica prevea lo contrario, y rendirá cuentas ante Alá"."Sabe que el Paraíso está bajo las sombras de las espadas".
Y en el Corán (4:95):
"No son iguales los creyentes que, sin estar impedidos, permanecen pasivos y los que luchan en el camino de Alá con sus bienes y personas. Alá ha dado un grado de preferencia a los que luchan con sus bienes y personas sobre los pasivos. A ambos les ha prometido lo más hermoso, pero ha favorecido a los que luchan sobre los que se quedan pasivos con una enorme recompensa".
Hay que combatir al cristiano y al judío hasta que se sometan (9:29-33):
"Combatid contra aquéllos, de los que recibieron el Libro, que no crean en Alá ni en el Último Día, no hagan ilícito lo que Alá y Su mensajero han hecho ilícito y no sigan la verdadera práctica de Adoración, hasta que paguen la yizia con sumisión y aceptando estar por debajo.Y dicen los judíos: 'Uzayr es el hijo de Alá'. Y dicen los cristianos: 'El Ungido es el hijo de Alá'. Eso es lo que dicen con sus bocas repitiendo las palabras de los que anteriormente cayeron en la incredulidad. ¡Que Alá los destruya! ¡Cómo falsean!Han tomado a sus doctores y sacerdotes como señores en vez de Alá, igual que al Ungido, hijo de Maryam; cuando solamente se les ordenó que adoraran a un único dios. No hay dios sino Él. ¡Glorificado sea por encima de lo que Le asocian!
Quieren apagar con sus bocas la luz de Alá, pero Alá rechaza todo lo que no sea completar Su luz, aunque repugne a los incrédulos.
Él es Quien envió a Su Mensajero con la guía y con la práctica de Adoración verdadera para hacerla prevalecer sobre todas las demás formas de Adoración, aunque repugne a los incrédulos".
Incluso una vez sometidos el matarlos no hace al musulmán acreedor de la muerte (Sahih Bukhari 52:283):
"Pregunté a Alí: '¿Tienes conocimiento de alguna inspiración divina aparte de lo que está en el Libro de Alá?' Alí respondió: 'No, por Aquel que divide el grano de maíz y crea el alma. No creo que tengamos tal conocimiento, pero tenemos la capacidad de entendimiento que Alá puede otorgar a una persona para que pueda entender el Corán, y también tenemos lo que está escrito en este papel'. Pregunté: '¿Qué está escrito en este papel?' Él respondió: 'Las normas sobre la compensación por homicidio, la liberación de cautivos, y el juicio de que ningún musulmán debe morir por matar a un infiel'".
La violencia contra el infiel o la guerra de conquista no son un mandato en el Nuevo Testamento. Pueden defenderse por razones políticas, como se hizo contra el cátaro o contra el musulmán en España y en Tierra Santa, pero no representan un deber para el creyente. Por el contrario, Cristo ordena a los apóstoles que se separen de aquellos que no quieren recibirles, reservando su castigo a Dios (Marcos 6:11). La caridad con propios y extraños, la paciencia y la prohibición de hacer acepción de personas son centrales en el cristianismo, mientras que el islam perdona las fechorías contra su prójimo y promete una recompensa infinita a quien combate en la senda de Alá.
Mahoma advirtió muy seriamente contra la práctica del takfir (excomunión de un musulmán por otro), declarándola haram (prohibida), a no ser que fuera evidente la apostasía. Luego, si un musulmán no rechaza el monoteísmo, niega los cinco pilares del islam, idolatra o blasfema, no es lícito tenerlo por kafir (infiel). Por consiguiente, los musulmanes que rechacen la violencia contra el incrédulo tienen prohibido excomulgar a quienes la promueven y ejecutan. Unos y otros son musulmanes, todos forman la comunidad de creyentes y no se da entre ellos una verdadera división, pese a que desde fuera contribuyamos a la ilusión de proyectarla. No hay, pues, un islam violento y otro pacífico como nuestra imbecilidad quiere creer, sino que existe un solo islam donde todos sus miembros son solidarios.