Hacía mucho que no escribía sobre política en este blog. He evitado no pensar en esos tipos que nos gobiernan y que no paran de echar la culpa a los ciudadanos de cómo está el país; hacer como que no escuchaba las noticias de la radio sobre escándalos que avergonzarían hasta al más pintado y hablar sobre escritura y cosas bonitas, que me gusta más. Pero es que éstos señores que se hacen llamar políticos ya están comenzando a amargarme los desayunos, porque no hay día que ponga la radio o lea las noticias en los que no me encuentre con cosas vergonzosas.
Ayer me tocó mojar en el café el escándalo de los 22.000.000 de euros que Luis Bárcenas, tesorero del PP, tenía en cuentas suizas. Un dinero que no creo que sean sus ahorros de toda la vida y que, después de salir imputado en 2009 por el vergonzoso caso Gürtel (y digo vergonzoso por la vergüenza que debería darles a todos los que participaron, del primero al último) fue traspasado a otras cuentas. Hoy exprimo un zumo de naranja con gotas de una publicación en El Mundo, en la que se dice que Bárcenas repartía sobres de "comisiones" por proyectos urbanísticos que iban desde los 5.000 a los 15.000 euros a todos los dirigentes y cabecillas del PP, y que Rajoyita no los cobraba, pero estaba al tanto. Y mientras Garzón sin poder ejercer la judicatura en España, y la vicepresidenta Sáenz de Santamaría haciendo lo que mejor sabe hacer en las ruedas de prensa del Congreso: teatro.
Un tema que lleva acompañando a mis tostadas de cada día es el de la privatización (ah, no, perdón, de la externalización de la gestión) de 6 hospitales y 27 centros de salud madrileños, orquestada por Ignacio González porque se supone que se va ahorrar mucho dinero, y resulta que me encuentro un tropezón en mi mermelada del tamaño de un ático de lujo en Marbella que oigan, muy austero no me suena. Eso por no decir que en los cereales me encontré la típica sorpresa para niños de la supuesta financiación ilegal del partido de Durán i Lleida justo cuando en la radio escucho que la ex novia del hijo de Jordi Pujol declara cómo se sacaban las bolsas de dinero al extranjero.
Y de pronto los datos del paro, la prima de riesgo y la crisis pasan a un segundo plano, en pos de la corrupción política, porque no tenemos nada que envidiar a esos cómics americanos que retratan ciudades sin ley, solo que nosotros no tenemos un superhéroe que nos salve. Porque además de echarnos la culpa de la crisis, nos dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, nos recortan pagas, le meten la tijera a la educación pública y dicen que tenemos que pagar por medicinas. Porque ellos son los que han estado viviendo y viven por encima de sus posibilidades y que gobiernan por encima de las posibilidades también. Y yo me pregunto si hay una alternativa política o si nuestro país está destinado a sucumbir antes de que esta crisis acabe, una vez que estalle todo y esta gente se vaya de rositas.
Que es cierto, que nos amargan el desayuno y encima no podemos ni soñar con un héroe que nos salve de tanto atasco político porque hasta eso tenemos que hacerlo nosotros, como todos los esfuerzos que nos piden para revivir la Marca España. Y es que tristemente, si queremos salvarnos, tendremos que ser nuestros propios héroes. ¿O es que alguien se fía de dejar algo más en manos de esta gente?