Revista Cultura y Ocio

Los refugiados ya no son noticia

Por La Cloaca @nohaycloacas

Publicado por Marta M

­Según la Declaración universal de derechos humanos, toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado; es decir, de ir de país en país haciendo el juego de la oca si quiere. Sin embargo, la política migratoria de los países económicamente poderosos suele ser restrictiva hacia la migración, aunque paradójicamente necesiten recibir inmigración para aumentar el porcentaje de personas activas en sus países y asegurar así el pago de las pensiones de sus mayores.

Las personas siempre han migrado, nuestra historia más reciente nos muestra que en vísperas de la I Guerra Mundial, 50 millones de europeos emigraron hacia el sueño americano. Asimismo, en Francia los españoles estamos considerados como antiguos refugiados por la guerra civil del 36 y posterior represión franquista. En 2015, 240 millones de personas han emigrado en todo el mundo por razones económicas, políticas o de supervivencia. Estas cifras representan tan sólo el 3% de la población mundial. Hoy, los focos de atención apuntan hacia la inmigración de quienes huyen de las guerras y las persecuciones. Con catorce conflictos en el mundo durante estos cinco últimos años, el número de inmigrantes se ha multiplicado.

Desde este verano, el incremento del número de desplazados sirios que han llegado a las fronteras europeas ha sido seguido muy de cerca por los medios de comunicación. Este aumento de desplazados por el conflicto en el Medio Oriente, ha coincidido con la fecha límite de transposición del paquete de asilo de la Unión europea. Desde 1997, la política migratoria no pertenece a la soberanía exclusiva de los Estados miembros de la Unión europea sino que se decide en Bruselas.

Las reformas sobre el derecho de asilo han intentado aproximar las legislaciones y las prácticas de los Estados miembros. Sin embargo, Europa anda crispada, y en vez de aplicar las ventajas de este nuevo paquete de asilo, los Estados miembros han decidido no sólo no aplicar las normas mínimas sino que se han puesto a construir vallas fronterizas (Hungría y Serbia; Eslovenia y Croacia). También parece ser que en muchas conciencias se han levantado muros contra las personas desplazadas.

Hungary Migrants

Hoy en día, gracias al espacio Schengen se supone que no existen fronteras interiores entre la mayoría de los Estados miembros de la Unión europea, la libertad de circulación de personas, bienes y capitales que la llaman. Nos despreocupamos por quién circula dentro de la Unión, y la atención se centra más que nunca en las fronteras exteriores de la Unión. En octubre de 2013, tras varias tragedias muy mediáticas cerca de Lampedusa, Italia lanzó la operación de Mare Nostrum que cuesta 9 millones de euros por mes, con el objetivo de salvar las vidas de las personas en peligro. Desde noviembre de 2014, la Agencia Frontex, encargada de la vigilancia de las fronteras exteriores de la Unión, lanzó la operación Tritón que cuesta 3 millones de euros al mes, su único objetivo es la vigilancia, para mantener a los futuros refugiados lejos de Europa. Frontex no rescata, sólo vigila y les lanza pelotas de goma los migrantes que nadan hacia las fronteras españolas, mientras Mare Nostrum no da abasto en salvarlos.

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Cuando las fronteras se cierran, las mafias que transportan a los inmigrantes se hacen de oro. Cruzar el mediterráneo cuesta de 700 a 2000 euros; existen suplementos del viaje: los chalecos salvavidas salen a 170 euros, una llamada a 250. Desde el año 2000, se estima que los desplazados han gastado 15,7 mil millones de euros para alcanzar Europa. La supervivencia no tiene precio, o casi. Los sirios podrían llegar por tierra a Europa pero Turquía ha servido de país tapón (al igual que las maravillosas relaciones que nuestro ministro del interior tiene con Marruecos, al frenar la inmigración africana). 22.000 se han muerto intentando llegar a Europa. En 2014, más del 75% de los inmigrantes muertos en el mundo han desaparecido en las aguas del mediterráneo. ¿Cerrar la puerta resuelve el problema? Muchos defienden a ultranza el cierre de las fronteras a los refugiados, arguyendo que son el caballo de Troya que envía Daesch para dinamitar Europa.

Rodeado de toda esta coyuntura, el paquete de asilo de la Unión europea, o los acuerdos de Dublín III, se ha empezado a aplicar en todos los Estados miembros, con el fin de aproximar las legislaciones y las prácticas de asilo en el seno de la Unión. Se esperaba que tales reformas otorgaran una mayor dignidad a las personas que, huyendo de guerras y persecuciones, buscaran la protección en un tercer Estado. Sin embargo, el resultado ha sido decepcionante. Los acuerdos de Dublín III obligan a los que piden el asilo a registrar su petición en el primer país de la Unión europea que cruzan. Esta traba procesal hace imposible a los sudaneses, sirios, iraquíes, eritreos o afganos pedir el asilo en el Reino Unido. En 2014, el Reino Unido tan sólo registro 30.000 demandes de asilo de las 630.000 demandas registradas en la Unión europea.

En Calais, en la costa francesa del canal de la mancha, miles de personas desplazadas se agrupan para poder cruzar hacia el Reino Unido en un campamento llamado la jungle de Calais. Existen pases VIP para cruzar hacia el Reino Unido: 20.000 euros por intentar pasar dos veces de copiloto con el conductor de un camión. Como el de Calais, los campos de refugiados están situados lo más lejos posible de las miradas de la sociedad civil, para fomentar la ceguera colectiva.

La crisis de refugiados sirios, o sudaneses ya no sale en los medios, ya se pasó el fervor informativo. La tragedia del niño sitio muerto en una playa de Francia provocó que muchas familias francesas quisieran acoger a una familia siria en su casa. Eso pasó hace algunos meses, pero ¿y ahora? La crisis humanitaria sigue existiendo, en pleno invierno. El jueves pasado, los jefes de Estado europeos se reunieron para abordar la crisis de las personas refugiadas, aunque ningún medio trascendió esta información. Los refugiados ya no son noticia, ahora son navidades y toca comprar muchas cosas que no necesitamos.


Los refugiados ya no son noticia

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