Revista Cultura y Ocio
La II República Española (1931-1936) entró con gran satisfacción en la provincia de Almería y, prueba de ello, fue la lucha que mantuvo durante la Guerra Civil Española (1936-1939) a favor de la legalidad democrática.
Dos hechos intentaron acabar con la república en Almería: protagonizados en primer lugar por el Teniente Coronel Huerta Topete y en segundo lugar por la Guardia Civil. Sus posturas, al principio, se caracterizaron por la ambigüedad e indecisión, estuvieron a la expectativa de los acontecimientos para posicionarse en uno u otro bando. Finalmente, acabaron declinándose por los sublevados, pero fueron rápidamente sofocados por los milicianos, las organizaciones de izquierda, por el teniente José Hellín y el pueblo almeriense, en general.
Quedando ya Almería bajo control republicano, entre los almerienses se produjo un sentimiento antifascista y de fidelidad a la República pero, lo más importante, fue el sentimiento de solidaridad, colaboración y compromiso para su autodefensa.
Prueba de dicha solidaridad y colaboración entre todas las clases sociales de Almería fue la construcción de unos refugios antiaéreos, producto de los constantes bombardeos que recibía la ciudad de la mano de italianos fascistas y alemanes nazis.
Uno de los días más destructivos de los bombardeos fue el 31 de mayo de 1937. Acabó con un balance de 40 muertos, 150 heridos y unos 200 edificios destruidos. El segundo Guernica pero en tierras andaluzas. Se debió a la furia contenida de Hitler. El 29 de mayo de 1937, dos aviaciones republicanas atacaron el acorazado alemán Deutschland, provocándole grandes pérdidas. Hitler, aunque se le pasó por la cabeza declarar la guerra a la II República Española, decidió, en cambio, bombardear una ciudad española. Y eligió a Almería, por ser una ciudad abierta espacialmente, tener poca defensa, encontrarse en la zona de control marítimo alemán y no ser ciudad importante como para que se crease un gran revuelo internacional.
Dibujo realizado por un niño almeriense en una de las galerías del Refugio. Representa en la pared el bombardeo de su ciudad, Almería, por parte de un barco y aviones aliados de los sublevados.
La construcción de los refugios (de feb-1937 a primavera-1938) fue dirigida por el arquitecto municipal Guillermo Langle, el ingeniero de canales José Fornieles y el ingeniero de minas Carlos Fernández.
Características de los refugios:
+ 4’5 km. de galerías subterráneas.
+ A 9 m. de profundidad.
+ 67 accesos repartidos por toda la ciudad.
+ Capacidad para 34.144 personas, para una población estimada (en Almería) de 50.000 habitantes. Otros refugios auxiliares fueron las minas de la zona y las cuevas de La Chanca.
+ Complejo y seguro sistema de ventilación.
+ Un sencillo pero eficiente sistema de iluminación (dos hilos de cobre para alimentar las bombillas de los refugios).
+ Un curioso sistema de entrantes y salientes para evitar las temibles avalanchas en las asfixiantes aglomeraciones de sus galerías.
Además de las kilométricas galerías, los refugios que ya se interconectaban entre sí formando uno sólo, contaba con:
+ Un almacén-despensa para almacenar los víveres que pudieran ser necesarios.
+ Y un quirófano para atender a los posibles heridos. En sus inmediaciones se encontraba un moderno generador eléctrico.
El fin de la Guerra Civil Española se abría paso con los triunfos militares de los fascistas de Franco. La moral de los almerienses republicanos caían en picado como las bombas que los agonizaban y, todo ello, provocaba, en gran parte de la población, el anhelo inmediato del final de la guerra.
Juan Negrín y el Partido Comunista Español, desde Madrid, mantuvieron la consigna de resistir con decisión, sin detenerse ante cualquier obstáculo o dificultad. Sin embargo, Segismundo Casado discrepaba, deseaba el final de la guerra mediante la firma de paz pactada con Franco. Segismundo Casado dio un golpe de estado al gobierno de Negrín y, en Almería, el teniente Julián del castillo, el presidente del Consejo Provincial Cayetano Martínez Artés y el alcalde Manuel Alférez Samper se sumaron al movimiento de Casado.
Los principales dirigentes del PCE y JSU en Almería escaparon, pero se encarceló al resto de los comunistas, algunos fueron condenados a muerte y la prensa comunista fue clausurada.
La traición del presidente del Consejo Provincial y del alcalde de Almería, no sirvió para salvar sus vidas. Al poco de acabada la guerra fueron fusilados.
En cuanto al refugio, posteriormente, se cerró creando en sus bocas de accesos kioscos racionalistas. Actualmente, se ha creado un museo y, siendo unos de los refugios más grandes de Europa, se ha convertido en una de las atracciones culturales más importante de Almería, aunque desconocido aún por mucho de nosotros.
Por David Domínguez.