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Las que estáis por aquí desde hace tiempo recordaréis con cuanto esfuerzo, ilusión, mimo, detalle, emoción, cariño y antelación preparé la Primera Comunión de mi hija. Nada que ver con lo que está siendo la comunión de mis pequeñines. A fecha de hoy me faltan algunas cosillas:
- La americana de Tachenko que hay que arreglar.
- Los zapatos del susodicho -el otro día casi mato de un ataque de risa a la dependienta de El Corte Inglés cuando le dije que quería unos zapatos de comunión del 42-.
- Las corbatas de ambos. Estoy esperando a que lleguen -si es que llegan- para deciros si el sitio en el que las he comprado merece la pena o no.
- Como no hay corbatas los recordatorios están si terminar pues son personalizados. Por cierto, están quedando ideales. Me los han hecho -están haciendo- en De Capricho.
- Los gemelos que van a ser el regalo de sus padres.
- No les he comprado underwear nuevo porque no me he acordado y ahora creo que, como no se ve, no lo voy a comprar porque no me va a dar tiempo.
- Toda la decoración: yo tengo que ir a comprar globos, chuches, papeles de seda, etc. Me tienen que llegar otras cosas que he encargado.
- Yo no tengo ni bolso ni zapatos. Bueno, por no tener no tengo ni chaqueta pero voy a confiar en que haga buen tiempo y me la voy a ahorrar.
- Hablar con el restaurante para decir el número de invitados y concretar la comida.
- Y, tal y como tengo la cabeza, alguna que otra cosa en la que todavía no he caído.
¡Ah!, y esto es importante para que comprendáis mi agobio, la Comunión es el 17 de mayo.
Dios proveerá…
Pero hoy no os voy a hablar de la comunión de mis hijos. Os voy a hablar de la de los hijos de mis amigas las burgalesas.
No se sabe si han sido las cosas del azar, del destino o de los curas pero mis amigas -la mala-malísima y otras que no lo son tanto- celebran tan importante acontecimiento exactamente el mismo día que mis hijos toman la Primera Comunión. He llegado a pensar que lo han hecho adrede para no invitarme porque con ellas nunca se sabe…
En cualquier caso, yo soy poco rencorosa y muy educada y, a pesar de que les voy a ahorrar un dinerito, les voy a comprar un regalito. Aunque si os soy sincera, también se lo voy a comprar porque sé que ellas van a hacer lo mismo con mis hijos y porque, el fin de semana siguiente a los fastos, nos vamos a reunir todos a medio camino para re-celebrar las comuniones. Nos vamos a poner todos otra vez de tiros largos -así amortizamos modelitos- y nos vamos a ir a comer juntos. Con este plan, creo yo, no me queda más remedio que llevar un regalito.
Y ¿qué regalito voy a llevar? Pues lo que viene siendo mi regalo-tipo para primeras comuniones: una bolsa de deporte de Bordar.
Como mi vida es un cúmulo de complicaciones, la compra del regalo no podía ser sencilla. Yo ya tenía todo visto, todo aprendido, todo decidido y, de repente, el día que voy con tarjeta en mano a hacer el pedido, me lo han cambiado todo. Bueno, no me lo han cambiado pero es que me han añadido nuevos estampados y lo que antes eran ideas claras ahora es una empanada mental del diez.
Os enseño los nuevos que son divinos y, si no os importa, vosotras echáis un vistazo a los que ya estaban en la web y luego me dais vuestra opinión. Tengo que encargar dos bolsas para niña y una para niño. A ver si esta semana consigo dejar esto listo porque veo que también me va a pillar el toro.
COLECCIÓN AROSA
COLECCIÓN CIES
COLECCIÓN TAMBO