Magnífica la reflexión de Víctor Lapuente el otro día en El País:
Atento:
Y los humanos compramos esos paquetes porque somos arrogantes. Gracias a experimentos científicos sabemos que nuestras altivas mentes rechazan la posibilidad de que los fenómenos complejos —grandes crisis, conflictos o desigualdades— sean el resultado de causas múltiples difíciles de desentrañar, unas causas que se pierden en el tiempo y en el espacio, y que nuestros intelectos no pueden aprehender en su plenitud. No. Nuestra mente protesta contra el caos. Queremos narraciones, historias causales simples que den sentido al mundo.