Revista Salud y Bienestar
Los Residentes de Medicina Interna defienden las enfermedades infecciosas como parte de su mapa de competencias
Por Fat
Ante el debate que se está produciendo en los últimos tiempos en relación a la creación de áreas de capacitación específica (ACE) que planteó la ley de ordenación profesional (LOPS) hace ya 7 años, los médicos residentes de Medicina Interna, a través de sus representantes en la Sociedad Nacional de Medicina Interna, Sociedades Autonómicas y la Comisión Nacional de Especialidad, han querido hacer pública su postura ante la futura formalización y regulación de una serie de actividades que competen directamente a su profesión.
Los médicos internistas señalan el carácter coordinador y versátil de su especialidad, la alta capacitación adquirida durante su periodo formativo y lo fundamental de la atención integral del paciente, como los principales motivos por los que los internistas, en la actualidad, ya lideran unidades asistenciales de Prevención de Riesgo Cardiovascular, Enfermedades Infecciosas, Patología Tromboembólica, Enfermedades Autoinmunes, Urgencias, Medicina Tropical, Hipertensión Pulmonar, Insuficiencia Cardiaca, Cuidados paliativos y Hospitalización Domiciliaria, áreas en las que en ocasiones trabajan con otros especialistas de manera conjunta.
Los internistas reconocen que la derivación de competencias, que hasta ahora se ha realizado de manera natural, requiere en la actualidad una regulación específica y esperan que la creación de las ACE se realice en función de las necesidades y competencias sanitarias lógicas, teniendo en cuenta la confluencia de especialidades en equipos multidisciplinares en torno a áreas de conocimiento específicas, pero respetando las áreas de competencia profesional que actualmente desempeñan los internistas y para las cuales ya hay un alto nivel de formación en el programa de la especialidad. Es innegable que la rigidez del sistema es perniciosa, lo deseable es dotar a las estructuras de una mayor flexibilidad, y establecer pasarelas entre parcelas de conocimiento.
El tratamiento integral de los pacientes, principal carencia de la asistencia sanitaria actual según los residentes internistas
A nivel asistencial, los más de 1.500 especialistas en formación en Medicina Interna soportan comparativamente la mayor carga en los hospitales docentes del país, el mayor número de camas atendidas y la mayoría de las guardias médicas. Además, la especialidad de Medicina Interna es la que más plazas oferta, más de 3.500 en los últimos 15 años; asimismo, en la última convocatoria MIR, más del 10% de los 100 primeros electores escogieron la especialidad, haciendo de ella la cuarta opción más seleccionada.
En este sentido, los residentes opinan que Medicina Interna forma a especialistas versátiles y altamente capacitados, con pilares de conocimiento sólidos sobre los que asentar las parcelas de conocimiento que suponen las futuras ACE.
Las áreas de capacitación específica (ACE) encajan con el espíritu de la troncalidad, en el sentido de que favorecen la profundización en áreas de experiencia con enfoque multidisciplinar. En este contexto, los internistas en formación quieren expresar su preocupación ante las posturas de algunas sociedades científicas, que abogan por la creación de una especialidad en enfermedades infecciosas, argumentando que puede no haber relevo generacional en una subespecialidad que surgió en los años de la epidemia por VIH. Dejando a un lado las motivaciones laborales o corporativistas que puedan subyacer a esta demanda, los futuros especialistas en medicina interna consideran que durante su periodo formativo, aquellos residentes que desean polarizar su currículo hacia las enfermedades infecciosas tienen oportunidad de hacerlo con gran calidad asistencial, formativa y científica. De hecho, afirman que el relevo generacional se está produciendo ya en la actualidad, para el año 2025 el 75% de los especialistas en España tendrá menos de 50 años y recuerdan como la Medicina Interna asumió y resolvió el problema de la epidemia en nuestro país, con la estructura formativa actual, y con muy elevadas calidad científica y asistencial, dotando a las enfermedades infecciosas de médicos en primera línea a nivel internacional.
Por tanto, los futuros internistas creen que la demanda de una especialidad en enfermedades infecciosas se debe más a la necesidad de regular el marco laboral de los infectólogos que a necesidades formativas, creyendo además que la formación del infectólogo solo será integral en el seno de una especialidad en Medicina Interna. Desde el punto de vista formativo, consideran, pues, que la subespecialidad en enfermedades infecciosas debe derivar desde la Medicina Interna, y la regulación del marco laboral debería estudiarse en la definición de las ACE que está teniendo lugar en el momento actual.
Los médicos internistas señalan el carácter coordinador y versátil de su especialidad, la alta capacitación adquirida durante su periodo formativo y lo fundamental de la atención integral del paciente, como los principales motivos por los que los internistas, en la actualidad, ya lideran unidades asistenciales de Prevención de Riesgo Cardiovascular, Enfermedades Infecciosas, Patología Tromboembólica, Enfermedades Autoinmunes, Urgencias, Medicina Tropical, Hipertensión Pulmonar, Insuficiencia Cardiaca, Cuidados paliativos y Hospitalización Domiciliaria, áreas en las que en ocasiones trabajan con otros especialistas de manera conjunta.
Los internistas reconocen que la derivación de competencias, que hasta ahora se ha realizado de manera natural, requiere en la actualidad una regulación específica y esperan que la creación de las ACE se realice en función de las necesidades y competencias sanitarias lógicas, teniendo en cuenta la confluencia de especialidades en equipos multidisciplinares en torno a áreas de conocimiento específicas, pero respetando las áreas de competencia profesional que actualmente desempeñan los internistas y para las cuales ya hay un alto nivel de formación en el programa de la especialidad. Es innegable que la rigidez del sistema es perniciosa, lo deseable es dotar a las estructuras de una mayor flexibilidad, y establecer pasarelas entre parcelas de conocimiento.
El tratamiento integral de los pacientes, principal carencia de la asistencia sanitaria actual según los residentes internistas
A nivel asistencial, los más de 1.500 especialistas en formación en Medicina Interna soportan comparativamente la mayor carga en los hospitales docentes del país, el mayor número de camas atendidas y la mayoría de las guardias médicas. Además, la especialidad de Medicina Interna es la que más plazas oferta, más de 3.500 en los últimos 15 años; asimismo, en la última convocatoria MIR, más del 10% de los 100 primeros electores escogieron la especialidad, haciendo de ella la cuarta opción más seleccionada.
En este sentido, los residentes opinan que Medicina Interna forma a especialistas versátiles y altamente capacitados, con pilares de conocimiento sólidos sobre los que asentar las parcelas de conocimiento que suponen las futuras ACE.
Las áreas de capacitación específica (ACE) encajan con el espíritu de la troncalidad, en el sentido de que favorecen la profundización en áreas de experiencia con enfoque multidisciplinar. En este contexto, los internistas en formación quieren expresar su preocupación ante las posturas de algunas sociedades científicas, que abogan por la creación de una especialidad en enfermedades infecciosas, argumentando que puede no haber relevo generacional en una subespecialidad que surgió en los años de la epidemia por VIH. Dejando a un lado las motivaciones laborales o corporativistas que puedan subyacer a esta demanda, los futuros especialistas en medicina interna consideran que durante su periodo formativo, aquellos residentes que desean polarizar su currículo hacia las enfermedades infecciosas tienen oportunidad de hacerlo con gran calidad asistencial, formativa y científica. De hecho, afirman que el relevo generacional se está produciendo ya en la actualidad, para el año 2025 el 75% de los especialistas en España tendrá menos de 50 años y recuerdan como la Medicina Interna asumió y resolvió el problema de la epidemia en nuestro país, con la estructura formativa actual, y con muy elevadas calidad científica y asistencial, dotando a las enfermedades infecciosas de médicos en primera línea a nivel internacional.
Por tanto, los futuros internistas creen que la demanda de una especialidad en enfermedades infecciosas se debe más a la necesidad de regular el marco laboral de los infectólogos que a necesidades formativas, creyendo además que la formación del infectólogo solo será integral en el seno de una especialidad en Medicina Interna. Desde el punto de vista formativo, consideran, pues, que la subespecialidad en enfermedades infecciosas debe derivar desde la Medicina Interna, y la regulación del marco laboral debería estudiarse en la definición de las ACE que está teniendo lugar en el momento actual.
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