Extranjeros en su propio país
El tema migrantes acapara los titulares en todo el mundo, no es un fenómeno nuevo, pero si es un fenómeno que está al alza. Millones de personas dejan su país de origen buscando mejores oportunidades, huyendo de la violencia, la intolerancia, epidemias y los regímenes políticos. El reto es llegar a su destino, cualquiera que este sea, unos son devorados por el mar, otros por el río, otros por “La Bestia” y muchos otros por nosotros mismos, es decir, por la sociedad que los rechaza, por los criminales que abusan de ellos, o por los políticos que los usan en su beneficio; lo que nos hace llegar a la conclusión de que: “El principal depredador de la raza humana, es el ser humano”.
A grandes rasgos esto es lo que pasa con los que van en busca de un sueño, pero ¿qué pasa con los que vienen de regreso de ese sueño? Tal vez no muchos se pregunten por ellos, sin embargo cada día son más las personas que regresan, algunas de manera voluntaria porque el sueño resultó más difícil de lo que pensaban, o simplemente porque tuvieron la mala suerte de ser deportados u obligados a firmar su “salida voluntaria” y su sueño terminó.
Muchos jóvenes regresan a México ante la imposibilidad de costearse una carrera universitaria en EEUU o lo que es peor, regresan porque después de estudiar una carrera se dan cuenta que no pueden trabajar por ser ilegales. A raíz de los atentados terroristas en Estados Unidos (11/09) comenzó el retorno de muchos indocumentados mexicanos, las políticas migratorias se volvieron más estrictas y las deportaciones aumentaron. En los últimos años la crisis económica por la que atraviesa el vecino país ha provocado que muchos decidan regresar pensando que será más fácil encontrar oportunidades en su propio país. Según la Comisión de Asuntos Migratorios del Congreso de México el presidente Barack Obama tiene el record histórico de deportaciones de mexicanos, 2,5 millones de nuestros compatriotas han regresado forzosamente a nuestro país.
La organización Crossing borders: de aquí y allá y Dream in México Asociación Civil, representados por Lucía Báez y Daniel Arenas respectivamente, se han dado a la tarea de apoyar a los paisanos que regresan. ¿Ayudar con qué? Se puede preguntar usted, si de aquí son, aquí está su familia y este es su país, lo lógico sería pensar que tienen las mismas oportunidades que cualquier otro mexicano. Pues no, muchos de ellos llegaron a EEUU siendo bebés o niños pequeños, entre los Retornados hay personas que nacieron allá, son ciudadanos americanos, pero sus padres fueron deportados y vienen a México junto con ellos, ya que de no ser así serían dados en adopción. No tienen identificación oficial, no tienen acta de nacimiento que los acredite como mexicanos y no tienen constancias escolares que les permitan entrar directamente a una escuela. Muchos de ellos no hablan español o no lo hablan correctamente. Las escuelas federales complican la revalidación de sus estudios, lo que los lleva a perder años en estos trámites. De los servicios de salud mejor ni hablamos porque es algo que les resulta ajeno.Durante el evento FotoVoz Historias Migrantes, tuvimos la oportunidad de platicar con algunos de estos jóvenes sobre su regreso a un país que no los reconoce, ellos fueron rechazados por ser mexicanos, allá eran los “beaners”, los “wetback”; aquí son los “pochos”, los “gabachos”. Se burlan de su manera de hablar “spanglish” y su manera de vestir. El regresar implica una crisis de identidad, retos emocionales con los que no todos pueden lidiar. Su vida quedó atrás, sus amigos y muchas veces su familia a la que no pueden visitar.
Así como nosotros extrañamos el chile, los tacos y el mariachi cuando estamos en el extranjero, ellos extrañan los “chili dogs”, las hamburguesas y la música en inglés, porque eso era su vida, eso es lo único que conocen. Conocían el México de sus padres o de sus abuelos, ese México en donde venían a vacacionar ocasionalmente y que como vacaciones era fantástico, pero ser extranjero en tu propio país no es nada divertido. Tienen que establecer el hecho de que “no son turistas”, estar en México es su realidad ahora. Melissa, Roberto, Peter, Xeron, Alhelí y Steven participaron en la exposición Fotovoz Historias Migrantes “De aquí y allá”, en la exposición se narran las historias de un grupo de retornados que se reunieron para formar una red de apoyo a migrantes que regresan a México. Crossing Borders y el estudio fotográfico independiente Los Ojos del Tiempo colaboraron para llevar a cabo este proyecto, documentando las experiencias de integración a la sociedad de estos jóvenes a través de fotografías de ellos y algunas otras que ellos mismos tomaron.
En esta misma exposición se presenta el libro “Los Otros Dreamers, The Book” de Jill Anderson (editor), María Ponce (autora) y Nin Solis (Fotógrafa), un testimonio de jóvenes entre 10 y 32 años que tras haber crecido en Estados Unidos se deben de integrar a la sociedad mexicana. Por medio de palabras e imágenes comparten la experiencia de ser rechazados en un país para ser “homeless” en otro.Peter Magallón nos cuenta que fue forzado a firmar su salida voluntaria por un problema legal que no le fue comprobado, llegó a EEUU a los 2 años, salió de ahí a los 21, está de regreso en un país que no conocía, un país que lo ha rechazado por el hecho de no ser capaz de terminar una frase sin combinar palabras en inglés y español. A cuatro años de su llegada su español es muy bueno, está cursando la carrera de psicología y tiene planes de tramitar una visa de turista para poder visitar a su familia, sabe que es difícil que la consiga pero al menos quiere intentarlo. No se arrepiente de haber salido, aunque no ha sido fácil, para él México es un país de diversidad, dice que estando en EEUU vives en una burbuja que te muestra a México como un país violento y corrupto, y aunque desgraciadamente hay algo de cierto en eso, asegura que también hay oportunidades de trabajo, hay mucha cultura y belleza. En Estados Unidos dejó su niñez, su juventud y su formación, dejó una vida cómoda, dejó al Pedro chiquito, sus recuerdos y a su familia. Cada día que pasa se siente más mexicano, pero no puede olvidar su idioma y las costumbres con las que creció. Dentro de sus planes está terminar su carrera y dedicarla a apoyar a otras personas que como él están regresando a México, a corto plazo se ve colaborando con ellos para hacer su retorno mucho más fácil.México es reconocido como el mejor de los anfitriones, como aquel que recibió a los conquistadores entregando sus tesoros. La calidez con que los mexicanos reciben a los extranjeros es nuestra mejor carta de presentación, ¿por qué no podemos recibir así a nuestros paisanos? Muchos mexicanos vivimos de las remesas que envían todos esos millones de personas que se fueron buscando un futuro mejor, ya sea que las reciban directamente o por el simple circular de ese dinero; esa fuente de ingresos es en gran parte lo que soporta la economía nacional y sin embargo no podemos dejar de ver a los que regresan como “pochos fracasados”, la intolerancia ante su diversidad cultural nos limita de aprender de ellos o priva a la sociedad de lo que ellos pueden aportar con sus capacidades.
¿Qué piden? ¡Oportunidades! De estudiar, de trabajar y de tener acceso a los servicios de salud. ¿Qué es lo que más los limita? La falta de documentación, la insufrible burocracia y la actitud de rechazo Las sociedades multiculturales están hechas para complementarse entre sus integrantes, no nos neguemos, ni les neguemos a ellos esta oportunidad de crecer. En México también hay sueños, afirman ellos, en nuestras manos esta que finalmente puedan decir: ¡I’m at home!
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