Revista Opinión
Como diría el Barça, que juega esta tarde en Alicante, contra el Hércules, "aquí, no se puede ganar una liga pero sí que se puede perder".Estos revolucionarios de bolsillo, de salón o como sea que ustedes quieran llamarles, son los herederos directos de aquello universitarios que, en el 68, se alzaron contra De Gaulle, al grito, entre otros, de “seamos realistas, pidamos lo imposible” porque eso es lo que están haciendo ahora, estos revolucionarios que ni siquiera llegan a jacobinos, pidiendo lo imposible y lo imposible nunca puede ser revolucionario porque, como todo el mundo debería de saber, la política es el arte de lo posible, y una revolución auténtica o es posible o sólo se trata de una fantasmada.Estos tipejos, ahítos de haschis o de cosas mucho peores aún, mientras preparan una de esas orgías que a mí, me recuerdan "Saló o los 120 días de Gomorra" del genial Pasolini, que cada cierto tiempo organizan en unos buenos restaurantes, en lugares eminentemente turísticos, a fin de hermanarse con sus colegas hambrientos en una especie de convivencia religiosa no ya atea sino completamente diabólica, hacen como que creen que en un país de la UE pueden producirse unos levantamientos populares como los que están sucediendo en esos pueblos irredentos del norte de Africa, fingiendo que no saben que:1º) para que haya un levantamiento de esta clase es preciso que exista, por lo menos, un descontento popular que alcance a un 50% de la población y, aquí, hay diez millones de tipejos, los votantes del PP, que sólo acudirían a una maniobra de masas si éstas se levantaran contra el PSOE, otros 11 millones que votaron a éste partido en las últimas elecciones generales, y una inmensa legión de clases medias que piensan fundadamente que toda alteración del "statu quo" social sólo puede perjudicarles y que no está el horno precisamente para estos bollos, o sea que a 45 millones de habitantes hay que restar muchos más de la mitad, de donde ese 50% de perros rabiosos, dispuestos a echarse a la calle, es absolutamente imposible de encontrarlos por ningún sitio, en este país de nuestros pecados, por mucho que los auténticos izquierdistas lo estemos deseando;2º) en Inglaterra, el Gobierno Cameron, hermano de leche, de mala leche, de nuestro ínclito PP, ya está haciendo allí todo lo que éste partido hará aquí si gana las próximas elecciones y, que yo sepa, sólo los estudiantes le han montado un poyo ni más ni menos porque allí han excluido literalmente de la posibilidad de realizar estudios universitarios a todos los que no sean ricos por su nacimiento; y todos los que hemos sido alguna vez estudiantes sabemos que éstos están deseando hallar cualquier pretexto para echarse enseguida a la calle; apuntemos, de paso, una coincidencia muy digna de tener en cuenta, en el Reino Unido, los manifestantes, alteradores del orden público de ahora, eran estudiantes, en Francia, en mayo de 1968, los violentos que se alzaron inicialmente contra el Gobierno eran también estudiantes; otro inciso más, los cabecillas de aquella rebelión estudiantil, en Francia, todos, incluso Daniel Cohn Bendit, ni más ni menos que el famoso "Dany el Rojo", ahora, son respetabilisimos ciudadanos que se cortarían la mano derecha, por supuesto, antes de salir de nuevo a la calle, “sic transit gloria mundi”, así pasa la gloria de este mundo;
3º) una revuelta popular, cuando tiene éxito, produce generalmente los siguientes y óptimos efectos: a) derroca al gobierno existente y b) eleva al poder a los opositores a éste, o sea que aquí, mandaría muy lejos a Zp y los suyos y colocaría en La Moncloa ni más ni menos que al PP, esto en sí mismo es lo que indefectiblemente se producirá exactamente dentro de un año, en las elecciones de 2.012, entonces ¿de veras cree alguien que lograrían convencer a un pueblo aterrado ante el porvenir que se avecina para provocar aún más inseguridad, más incertidumbre, más pánico ante un futuro que se anuncia terrible?Sólo unos descerebrados absolutos o gente de una mala fe increíble pueden proponer ahora, aquí, en España, un país inserto hasta el cuello en la UE, sometido al imperio de sus directivas pero también contando con las ayudas monetarias que sean absolutamente imprescindibles para salir de la crisis, una revolución que, además, sería técnica, táctica y estratégicamente absolutamente imposible.Ya se, ya se, ya se que el grito de los estudiantes revolucionarios franceses de mayo de 1.968 era precisamente ése: "seamos realistas, pidamos la imposible".Pero eran otros tiempos y, sobre todo, otras gentes.