Damos inicio a la semana con otra de esas agradables sorpresas que Madrid guarda con recelo al viandante. En este idílico entorno que supone la Plaza de la Paja para los amantes de la historia pasearon y convivieron dos de los personajes más relevantes de la historia de nuestro país, Isabel y Fernando, los Reyes Católicos. Ellos también fueron asiduos a lo que hoy conocemos como La Latina.
Hay una cosa de Madrid que me encanta y a la que le dedico todas las atenciones que puedo. Me refiero a esas placas informativas romboidales de color vainilla que nos van relatando algunas curiosidades de la Villa. Generalmente nos señalan qué personajes ilustres vivieron en tal o cual lugar. Una iniciativa didáctica que ameniza los paseos de mucha gente y que otras ciudades deberían de copiar para no dejar atrás su propia historia. Gracias a una de estas señales descubrí este secreto, los Reyes Católicos pasaron varias temporadas en lo que hoy conocemos como La Latina.
Si vamos subiendo la pendiente que nos lanza la Plaza de la Paja, llegando a la Capilla del Obispo, a mano derecha, encontramos una gran manzana bordeada por la Calle de los Mancebos y por la Calle de la Redondilla. Todos estos portales de viviendas formaron hace siglos un único edificio, el Palacio de los Lasso de Castilla. Una enorme residencia levantada en el Siglo XIV de la que dicen algunos autores, llegó a tener más de cien habitaciones.
Ésta no es la única casa nobiliaria que estuvo bordeando este encantador e histórico recinto. Estamos hablando del que fue verdadero corazón y motor de Madrid durante casi toda la Edad Media. De ahí el gran número de familias acomodadas que optaron por trasladar aquí sus residencias como los Vargas o el Marqués de la Romana. Sin embargo, pocas pueden presumir de haber dado cobijo a personajes tan ilustres como la que nos ocupa.
Tal y como se indica en la placa que da a la calle y que se encuentra sobre el portal número 14, “en este lugar estuvo el palacio de los Lasso de Castilla, alojamiento preferido de los Reyes Católicos durante sus estancias en Madrid desde 1477”. Resulta una sorpresa agradable el estar callejeando y descubrir que estás compartiendo escenario y casi las mismas vistas que aquellos monarcas disfrutaron hace seis siglos. Otros personajes históricos que se alojaron en este lugar fueron Juana ‘La Loca’ y su marido Felipe ‘El Hermoso’ o el Cardenal Cisneros.
Pero aquí no terminan las curiosidades de este extinto palacio ya que si orientamos nuestros pasos hacia la Plaza de los Carros encontraremos una segunda señal, situada a una notable altura, que nos informa de que en ese punto hubo un pasaje voladizo que comunicaba el palacio con la tribuna de la Iglesia de San Andrés. Gracias a este pasadizo en alto, los Reyes Católicos podían acudir a misa directamente desde sus aposentos, sin tener que salir al exterior.
Con el paso de los siglos aquella inmensa residencia fue entrando en decadencia y en 1882 se perdió pasa siempre cuando fue derribada. En su lugar el Marqués de Cubas optó por levantar la manzana con viviendas particulares que hoy vemos. Del palacio, a excepción de las placas, ni rastro. Al menos, parte de su historia sigue estando muy viva.
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