Revista Cultura y Ocio
"Es lo que está pensando O, sentada entre Chon y Ben en un banco de Main Beach mientras elige posibles ligues para ambos.
- ¿Esa?-pregunta, señalando a una típica RVP (Rollo Vigilante de la Playa) que deambula por el paseo marítimo.
Chon niega con la cabeza.
Con cierto desdén, considera O. Chon se muestra excesivamente exigente para ser un tipo que se pasa la mayor parte del tiempo en Afganistán o Irak y que no suele ver nada que no haya vestido con ropa de camuflaje o burka."
Hace unos fines de semana estuve en el San Sebastián en su famoso Festival de Cine y tuve la opción de ver a los protagonistas de Salvajes en directo. Una película que tenía ganas de ver, con un reparto que me gustaba y un libro que me había encantado. Como si se tratase de ratificar la unión entre cine y literatura, apenas unos días después tenía en la mano el libro que traigo hoy, precuela de Salvajes y del mismo autor, Don Winslow. Hoy traigo, por tanto, a mi estantería virtual, Los reyes de lo Cool.
Lejos de asumir que habéis leído Salvajes y siendo esta la precuela, prefiero empezar la historia por el principio. Conocemos a Chon, marine profesional a la espera de ser enviado a Irak, y a su amigo Ben, pacifista defensor del medio ambiente. El trío protagonista lo completa O(felia) la mujer con la que ambos comparten cama. Estamos en la California más peliculera y comienzan a cultivar marihuana. Nos asomamos también a los años setenta, cuando comenzó a florecer el tráfico de drogas al establecerse conexiones con los cárteles mexicanos.
Ya comenté hace tiempo que este autor me fascinó con El poder del perro. Casi cualquier novela suya que se lea tras conocer esta primera, parte con esa gran desventaja. Era de esperar que en algún momento el mundo del celuloide se fijase en este fenómeno literario que muchos denominan narcomex, y así ha sido al traer a la gran pantalla Salvajes, una obra que nos mete de lleno en el mundo del narcotráfico en Estados Unidos. Y es justo ahora cuando aparece Los reyes de lo Cool para explicarnos los orígenes de estos jóvenes convertidos en traficantes. Eso hace que, aquellos que hemos leído su anterior novela, nos maravillemos con la complejidad de una trama anterior que encaja perfectamente con unos personajes que ya fueron definidos. Sólo por eso, merecería la pena retroceder en la historia, pero además conocemos a través de la pluma del autor, su particular visión de la América más americana mediante los surferos hijos de idealistas que van tomando su propio camino, normalmente bastante alejado de aquello que proclamaban sus padres.
Lo bueno de Winslow es el vertiginoso ritmo que imprime a sus obras, sus personajes parece que nunca descansan, siempre están persiguiendo o siendo perseguidos. No puede evitar que se provoquen entre ellos, bien para matar, morir o practicar sexo y tampoco puede evitar provocar al lector. Lo hace enseñando de forma directa y maestra el mundo de la droga desde un prisma mucho mas actual al que estamos acostumbrados. Se sitúa en un mundo con tráficos de influencias, corrupción a todos los niveles, vicios... un mundo que nos hace pararnos a pensar si, dentro de tanta exageración, no nos empieza a resultar demasiado real. Y lo hace de una forma amena, sin olvidar divertir y sin cerrar la puerta a valores como la amistad o lealtad. Y se lo agradecemos, vaya que si se lo agradecemos. Porque eso es precisamente lo que hace que sus personajes nos caigan bien. El ver ambas caras de la moneda e irlos conociendo provoca que no seamos capaces de juzgarlos tan duramente como merecen, porque nos hacen reir con sus chispeantes ocurrencias y nos llevan sin aliento entre páginas de frenéticas carreras.
Es curioso como puede conseguir un autor que muchas veces nos recuerda a un guionista, contarnos una historia que se devora en apenas un par de días, y que luego nos tenga hablando de ella durante semanas. Recomendándola y contando fragmentos que no terminamos de ahuyentar. No me cabe duda que el universo Winslow está creando cada vez más adeptos y tampoco, al menos de momento, de que es algo que el autor se está ganando línea a línea.
Me releo recomendando un libro y, hasta cierto punto, una película. Y pienso que siempre hablo de la unión entre ambos artes y hablo de libros y los recomiendo con mayor o menor fortuna, lo mismo que os pido que me los recomendéis. hoy voy a cambiar el tercio para pediros que me recomendéis alguna película que os haya gustado especialmente. Nunca he sido de ver mucha televisión, pero el cine... eso ya es otra cosa. Bien sea en casa o en una buena sala, eso sí, sin palomitas.
Gracias
PD. Os dejo el booktrailer