Ya podéis perdonarme, pero con el embarazo, me cuesta horrores ponerme con el ordenador por la noche. Cuando el peque se acuesta a dormir, lo único que me apetece es tirarme a descansar en el sofá.La verdad, es que no lo llevo mal pero si que me encuentro muy cansada. Me cuesta todo, levantarme, empezar la mañana, desplazarme de un sitio a otro para llegar bien a todos, ... el cuerpo ya no me responde a estas alturas como antes, pero bueno, es lo normal y tiene fecha de caducidad, ja ja ja. Lo mejor, es cuando Imanol le da besos inesperados a su tato Mikel y me dice con gestos, que por esos besos su tato esta bailando dentro.ME LO COMO!!!Tengo pendiente contaros muchas cosas pero empezaré por la de los Reyes Magos.Este año, al ser más mayor Imanol, lo ha disfrutado de otra manera. Estaba alucinado viendo la cabalgata, aunque a ratos también ha sentido miedo, dependiendo de la carroza. Las luces, el ruido, todo tan grande le alucinaba y le daba respeto.Por la noche, preparamos todo para cuando llegasen los Reyes Magos, les pusimos de beber a ellos y a los camellos y como manda la tradición puso sus zapatillas debajo del árbol de Navidad, al igual que nosotros.Esa noche puedo decir, que no era Imanol el que estaba nervioso. Es muy pequeño todavía. Nada más meterle a la cama se quedo dormido, pero en cambio yo era un manojo de nervios. Estaba deseando que se levantase para ver la cara que ponía al ver los regalos. Estaba deseando que lléguese la mañana siguiente para despertarle. Sí, para despertarle, porque no podía aguantar, los nervios podían conmigo. Así que cuando me levante, al poco rato, ahí que fui, a donde mi niño para avisarle de que habían llegado los Reyes Magos y que como había sido bueno le habían dejado unos regalos en el Árbol de Navidad.Se despertó como todas las mañanas, riéndose, porque la sonrisa no hay manera de borrársela de ninguna manera por las mañanas. Se bajo a todo correr a la cama y fue derecho al árbol.Cuando vio todos aquellos regalos... su cara lo decía todo! No sabía por cual empezar!! Estaba tan contento!! El intentaba abrir todos los regalos, independientemente de si eran para él o no. Y le emocionaba por igual abrirlos él, como su padre o si los abría yo. Así empezaba una mañana, donde continuaríamos abriendo regalos en casa de una abuela, junto con los tíos y primo y en casa de la otra abuela. Estaréis de acuerdo, que al final es una locura de día, tanto para ellos como para nosotros. Los tres acabamos el día agotados pero mereciendo la pena ya que el verle la cara disfrutando tanto, lo vale todo.
Viendo la Cabalgata
Con el Rey Baltasar
Abriendo regalitos
TE QUEREMOS, TE ADORAMOS IMANOL