Revista Insólito

Los Reyes Magos

Publicado el 04 enero 2011 por José Luis Ferreira
Los Reyes Magos
El 21 de septiembre de 1897 una niña le preguntó al director del New York Sun si existía Santa Claus. La respuesta hizo historia. En diciembre de 1997 un lector no satisfecho con las ambigüedades y evasivas del director, le pasa la pregunta a Cecil Adams, el ser humano más sabio, según reconoce él mismo. Traduzco su respuesta, pero adaptada a los Reyes Magos, ya que la ocasión queda bien traída. 
“Digamos que su existencia no puede ser definitivamente descartada.
“No digo que no haya aspectos improbables en la historia. Tenemos un número x de niños (incluso si dejamos fuera los no católicos), un lapso de tiempo y por visita, una distancia media de z entre domicilios y 24 horas en el día. No cuadra. Además tenemos el problema de acceder a las casas, a no ser que admitamos que los reyes pasan por la cerradura de la puerta como la criatura de la película El Abismo, no una imagen especialmente festiva. Luego está el problema de abastecimiento de los reyes en no se sabe qué factorías dedicadas a la producción de los regalos y que no han sido detectadas por los satélites y que no producen emisiones detectables.
“Por otro lado, consideremos lo siguiente:
  • Demasiado a menudo ocurren hechos improbables. España se apunta a la civilización sin humos y somos campeones del mundo en fútbol. ¿Qué es eso comparado con el reparto preciso de millones de paquetes en una sola noche?
  • Además, existen Correos y las empresas de transporte. Así que ¿qué más da si estamos hablando de empleados en lugar de camellos? Lo que importa es el concepto.
  • Vale, estamos reconociendo que hay algo de participación no mágica en todo esto. Tal vez, como padre o madre tú misme hayas hecho algo de tu parte para ayudar a los Reyes Magos y has pensado que era cosa tuya. Las hormigas en el hormiguero probablemente piensan que actúan también según su voluntad. Estudiando el asunto con objetividad no podemos negar que haya en acción un propósito más grande y que estemos al servicio de una agencia mayor que nosotros mismos.
  • Estás hablando de la Agencia Tributaria.
  • Estoy hablando del impulso de ser generosos. Trescientos sesenta y cuatro días al año la humanidad comete toda suerte de actos horrendos. El día trescientos sesenta y cinco damos regalos a los niños. No es para decir que esto último compense lo anterior. Pero, vamos, contará para algo. El hacer regalos de manera que el mérito se lo llevan otros es suficientemente ajeno al nuestro comportamiento usual como para que cuente como un misterio, y bien podemos dar nombre a ese misterio. Sea Reyes Magos.
  • Además, creer en los Reyes Magos es creer en magia. La creencia en magia, en muchos aspectos es perniciosa. Por ello tenemos multitudes convencidas de haber sido secuestradas por extraterrestres, de que Elvis está vivo, de que se puede ganar dinero rellenando sobres en casa, de que el telepredicador te puede sanar si le mandas 50 euros. Cierto tipo de gente, al que pertenece vuestro columnista, va por la vida intentando eliminar tanta tontería. No hay duda de que en lo principal estamos haciendo algo bueno. Pero incluso el más estricto de nosotros recuerda la ilusión que sentíamos de niños al pensar que había una fuerza que tenía un interés en nosotros y que no estaba sujeta a las reglas de este mundo. Así que si alguien ha de decir tajantemente que los Reyes Magos no existen, no seré yo.”

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