Revista Insólito
Como muchos lo han podido constatar, una de las mejores herramientas para la difusión de la información es utilizada para promover la mistificación. Me refiero a los medios de comunicación, pero muy especialmente al internet y sus redes sociales. En pleno siglo XXI estamos viendo como va resurgiendo un neo-oscurantismo muy similar al que se vivió hace varios siglos, en el que las creencias, los mitos y las supersticiones estaban, impuestas a la fuerza, por encima de la realidad palpable y tangible.
Pero primero que nada, hay que definir eso llamado “pseudociencia” o “paraciencias”. Las pseudociencias son aquellas creencias, técnicas o ideas presentadas indebidamente como una ciencia, como si todo lo que presentara fuera cierto, pero que no aplica el método científico en sus estudios o procedimientos, por lo que no pueden ser verificables o medibles, y que por lo tanto carecen de todo rigor científico. Dentro de estas existen un sinnúmero de terapias o “medicinas alternatias” que prometen sanaciones de todo tipo, incluso algunas prometen la felicidad a las personas.
Por otro lado está la ciencia, mal llamada “oficial” por los fanáticos de las pseudociencias, es un campo del conocimiento conformado por un conjunto de información y datos sustentables que son corroborables, los cuales se obtienen de la observación, el análisis, la experimentación y la revisión de resultados obtenidos del estudio de los distintos fenómenos que se presentan en el mundo, utilizando el método científico para obtenerlos, lo que permite su verificación constante, e incluso su corrección y actualización.
Hay que saber que las pseudociencias se caracterizan principalmente por tener ideas o dogmas fijos y casi inmutables, a pesar de que posteriormente estudios reales los hayan descartado, no aplican la revisión de datos o resultados, la pseudociencia se aferra a sus ideas iniciales aunque estas sean erróneas. Muy al contrario, solo toma en cuenta los estudios o resultados que le son favorables, pero nunca tomará en cuenta los que pongan en entredicho sus fundamentos, un ejemplo de esto es la astrología, la rabdomancia, la grafología, la dianética, la metafísica (esotérica), la ufología (ufolatría) y la “parapsicología” (el “cazar fantasmas”), e incluso el veganismo puede caer en este categoría.
Los promotores de las pseudociencias consideran toda crítica o intento de revisión como ataques o intentos de censura contra ellos, e incluso llegan a inventar supuestas conspiraciones fraguadas contra ellos, haciéndose pasar como las víctimas de todos los que no les creen; pero en realidad ellos siempre intentarán evadir, descalificar o censurar, e incluso insultar, a cuanta persona ponga en duda o cuestione sus postulados. Recordemos que los resultados arrojados por las “investigaciones” o “estudios” (¿ensayos?) de las pseudociencias no son replicables empíricamente, son meramente anecdóticos y no pasan de ser simples testimonios con “evidencia” que no pasa las pruebas de revisión comunes.
El uso de términos con una connotación peyorativa como “cientificismo” o el de “ciencia oficial” por parte de los partidarios de las pseudociencias cuando son refutadas sus ideas por medio del análisis lógico y la razón, pero recordemos que a diferencia de la ciencia real, que sí aplica el método científico para revisar y constatar el saber, ellos prefieren defenestrar a quien no esté de acuerdo a sus creencias, solo por el hecho de pensar distintos a ellos.
Es muy común que los promotores de estas ideas busquen imponer su opinión sobre las de otras personas, manifestando ser superiores o más avanzadas que las demás, sin el más mínimo diálogo o disertación sobre su veracidad. Algo muy similar a lo que hacían en la antigüedad con algunas creencias religiosas, aunque en el presente algunos grupos de odio ya están comenzando a realizar esta nefasta práctica.
Es frecuente encontrar textos relacionados a las pseudociencias que dicen que ellos buscan “un despertar espiritual y de consciencia”, pero en realidad lo que están haciendo es sembrar el campo con falacias y sofismas. Si lo que siembran son mentiras, lo que cosecharán será ignorancia. Y al parecer eso es lo que ellos quieren.
Si realmente buscaran un despertar o una iluminación al saber, deberían de permitir un análisis crítico de sus postulados y suposiciones, pues solo con ello se podría depurar sus campos, eliminando lo que es falso de o que es real, si es que tienen algo de realidad. No permitamos que se filtre el neo-oscurantismo en la sociedad, pues las consecuencias podrían ser muy lamentables. La realidad es cruda en este aspecto, pero no por muy amarga hay que sacarle la vuelta, se debe afrontarla como lo que es.
Quien esté libre de creencias, que arroje la primera piedra.
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