“Lugares que no quiero compartir con nadie” es el último libro de Elvira Lindo, un relato que combina ficción y realidad, y sobre todo una serie de reflexiones cargadas de sentimiento y sensibilidad. Aquellos viajeros que se encuentran cansados de visitar los lugares que proponen las guías de turismo van a encontrar en el libro de Elvira Lindo un buen aliado para recorrer la Gran Manzana.
Lo más interesante del libro es la sensación que genera de estar caminando en la ciudad junto a la autora, como puede apreciarse en este fragmento mientras la escritora camina por la calle de Corrado Bakery, en el corazón de Upper East Side: Pero Lexington, sobre todo el tramo por el que paseo ahora, a la altura de la calle 70, ofrece una autenticidad que sólo los neoyorquinos nostálgicos y sensibles advierten. (…) Suelo comenzar mi paseo en Corrado Bakery, que está en la esquina noroeste de la calle 70. Cuando vivía en el lado este, recalaba aquí para tomarme un café y un bizcocho de zanahorias (…).
Elvira Lindo también le rinde homenaje a aquellos comercios de la ciudad que ya cerraron, pero supieron aportar su granitos de arena y construir esa esencia neoyorquina tan característica. Uno de estos lugares es la óptica Henry Miller: Los escaparates de la avenida, a esta altura, tienen un aire de establecimientos antiguos, de esa época en que todavía el lujo podía distinguirse de una ciudad a otra. “Henry Miller, Opticians”, reza el letrero y, aunque la tienda está ya cerrada, en su interior se ve al óptico encorvado sobre la mesa donde manipula unas lentes.
También llega a Rose´Turn, un restaurante en el que solía cantar Terri White: El lugar elegido fue el Rose’s Turn, un piano bar cutre que cerró en 2007, cuando comenzaron a sentirse los primeros azotes de la crisis económica y los locales morían de éxito. En el Rose’Turn los camareros hacían turnos para cantar, o por ser más exactos, los turnos los hacían para atender las mesas. La cantante más brillante de todos ellos era Terri White. Susan B. rescata una imagen del letrero que solía llevar la vidriera del restaurante, ya cerrado desde el año 2007.
La librería Three Lives and Company le recuerda a Elvira a aquellos referentes de la música que dejó la ciudad: (…) y alguna librería, como Three Lives, en la que parece que están a punto de entrar o acaban de irse Lou Reed o Patti Smith. En la imagen de María Pontikis puede apreciarse ese encanto vintage que caracteriza a la tienda.
A través de aquellos lugares que la autora considera especial genera una autobiografía, donde el lector descubre sitios que evocan memorias personales de la escritora, pero que no dejan de pertenecer al imaginario colectivo de la ciudad.