Revista Viajes

Los secretos de Nueva Zelanda

Por Anuskaarias

 

Bueno, bueno… parece que lleváramos 8 meses en la isla norte de Nueva Zelanda, pero no es así. Entre la hospitalidad de mi país (Perú) y otros motivos y proyectos personales no hemos podido estar con ello, pero ahí vamos.

Recapitulando, salimos de la Isla Sur de Nueva Zelanda, después de haber estado en una playa preciosa para nosotros dos solos, Wharariki Beach, cerca de la Golden Bay en la Isla Sur.

Amores en Wharariki Beach
Amores en Wharariki Beach
Wharariki Beach
Wharariki Beach
Koru
Koru

Nos fuimos hacia Picton desde donde salió nuestro ferry pillado por los pelos y llegamos por la noche a Wellington, casi nos perdemos al girar a mi otra izquierda. Fue un poco caos salir del puerto en una ciudad desconocida y de noche y con muchas ganas de dormir. Asi que siguiendo nuestra idea de buscar lugares gratis dónde dormir, subimos por una montaña en la que habían solamente casas, con una carretera justa para un solo coche y más oscuro que… mejor no termino la frase :p Al final volvimos a Wellington, concretamente hacia la zona de Miramar. Al llegar encontramos un lindo lugar, a orillas de la bahía y perfecto para pasar esa primera noche.

Al día siguiente nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad y conseguir los pases y mapas necesarios para esta isla. También para buscar un lugar donde hacerme el tatuaje que venía diseñando de hacia un año y era de orígenes morí, y al saber que viajaríamos a Nueva Zelanda… pues cómo no?!… Qué hasta dos días después no podríamos hacer el tatuaje???, es verdad, era sábado por la tarde y no se podía hasta el lunes. Así que a buscar un lugar donde podamos descansar y analizar qué hacer mientras esperábamos. Por suerte, Nueva Zelanda nos pone estas decisiones muy fácil, es tan bonito y con tantas cosas por hacer que cualquier lado es bueno.

Qué hacemos? Qué hacemos?… Vamos a un lugar mágico!… ok

Hacia Rivendell
Hacia Rivendell
Rivendell
Rivendell
En Rivendell
En Rivendell

Así llegamos a Rivendell, a 20 minutos de Wellington, cerca de un lugar llamado Upper Hut en el Kaitoke Regional Park… no hay duda del por qué lo escogió! El lugar no permite entrar en coche hasta más de cierto punto, y después de una pequeña caminata de unos minutos, acompañado de solamente el canto de las aves, llegas a las orillas del río de Rivendell, y aunque busqué y busqué… ni señales de Arwen!

Luego fuímos en busca del abismo de Helm, llegamos al sitio, aunque no había nada señalado y con varias caminatas por hacer… demasiado no?… tampoco es que seamos tan frikies, así que decidimos ir a buscar un alojamiento para la caravana y descansar, al día siguiente necesitaría fuerzas. Llegamos a un lugar cerca de Wellington, un lugar bastante familiar donde pudimos descansar y recargar energías. También conocí a una pareja que me indicó algunos tips para nuestra siguiente parada, Mordor… pero eso para después… en serio no eres friekie?

Lunes, llegamos temprano a Wellington para aprovechar las ofertas Early Bird de varios estacionamientos, que te ofrecen un pago único barato para todo el día. Así podíamos recorrer un poquito la ciudad antes de mi martirio. Después de un pequeño recorrido y compras de zapatillas para correr… jiji… llegamos a The National Tattoo Museum de Wellington. Preparado?… No, pero vamos :p

No dolió...
No dolió...
Faltaba el rellenoooo!!!
Faltaba el rellenoooo!!!

Después de estos meses puedo decir que es el tatuaje que siempre quise y que menos mal no me hice ninguno a mis 16, este tiene mucho significado y muy importante de mi vida y el momento que vivía en ese momento y más adelante, en Perú, Ana entendería algunas partes de él. Dolió?, pues como todo un varón tengo que decir que no, pero la verdad creo que la explican las expresiones de las fotos… jajaja… vamos, que dolió un montón. El delineado no mucho, pero cuando empezó a rellenar, casi muero, prefería que siguiera rellenando el hombro, ya que estaba adormecido. Después de más de 6 horas… estaba listo… amore conduces?… porque me voy a desmayar…
Valió la pena?, cada vez que lo veo digo que SI.

Esa noche Ana condujo hasta nuestro remanso de paz, al lado de un precioso laguito que no pudimos ver hasta la mañana siguiente, el Pauatahanui Arm, a unos kilómetros de la ciudad. Esa noche mi enfermera privada me ayudó a curar el tatuaje y ya solo me quedaba quedarme quieto para dormir.

A la mañana siguiente seguimos nuestro camino, en dirección a, como ya habíamos mencionado, la tierra de Mordor, que en realidad es el Tongariro National Park, en especial los montes Ruapehu y Nguauruhoe que son los que forman parte del film. Ahí nos encontramos con Carolina y Fouco, unos amigos de Barcelona que venían haciendo su propia versión de vuelta al mundo. Unos vinitos y conversación amena nos alegró la noche, además de encontrar unas caras conocidas después de tanto tiempo. Así nos explicaron la subida al monte por la cual decidimos no hacerla, ya que no contábamos con el equipo necesario para el frío y debido a las densas neblinas era imposible ver. Nos quedamos esa noche cerca para subir temprano en la mañana. No fue así como planeábamos. La mañana siguiente nos ofreció una densa niebla de menos de 40 metros de visibilidad y una lluvia suave pero continua.

On the way to Tongariro
On the way to Tongariro
Tongariro National Park
Tongariro National Park

Igualmente convencí a Ana de subir, ya que el tip que nos habían dado era esperar un poco a que disipe. Subimos a la montaña en coche y nos quedamos por una hora más hasta que decidimos que no veríamos nada. Nos fuimos al Lago Taupo, donde decidimos comer antes de seguir nuestro camino. Mientras comíamos íbamos viendo cómo el cielo se iba despejando en la dirección del Tongariro National Park… será posible?… regresamos! Y madre mía que visión!!!

Tongariro National Park
Tongariro National Park
Esto es Mordor!
Esto es Mordor!

Aunque ustedes lo tienen fácil en las fotos, nosotros tuvimos aún que esperar varias horas y una caminata para poder ver por completo estos preciosos montes, y sin lugar a duda, estos hermosos paisajes.

Ahora si, volvemos a la ruta con una sonrisa en la cara. Ya al día siguiente seguiríamos nuestro camino hacia Rotorua, lugar bien señalado por varías representaciones de la cultura morí, pero no nos parecieron originales de los maories, si no, mas bien, algo bastante turístico, por eso mismo seguimos de largo hacia otra zona de Rotorua, que aunque era muy turístico, era más llamativo, el géiser del área de Wai-o-Tapu. Ninguno de los dos había visto uno, así que fue bastante impresionante con un olor brutal a huevo. Después pudimos pasear entre las demás áreas de esa zona volcánica, en la que creemos que las imágenes hablan más que las palabras.

Géiser
Géiser
Amores en géiser
Amores en géiser
Wai-O-Tapu
Wai-O-Tapu
100ºC
100ºC
Wai-O-Tapu
Wai-O-Tapu

Seguimos nuestro camino a Whangamata, donde descansamos por un día en sus playas de aguas termales, solo tenías que cavar tu hoyo hasta que salga el agua caliente y dejar que se mezcle con el agua fría del mar. Para ser sinceros, aprovechamos más las piscinas termales del albergue que la playa en si.

Lo logré!
Lo logré!

Ya más descansados, nos fuimos al norte de la isla, pasamos por Auckland, pero no nos detuvimos, ya que ese sería nuestro último destino antes de coger el siguiente vuelo. Decidimos seguir por la Great Ocean Road que nos llevaría por muchos sitios distintos y cada uno más interesante que el otro. Dentro de esta ruta cabe destacar la Bay of Islands y en especial Whangaruru, es un apéndice al que nos costó llegar ya que solo hay una ruta posible bajando desde Bay of Islands y es a través de la montaña por una ruta aislada sin pavimentar, y en medio de un bosque, pero valió la pena. El alojamiento para caravanas es de pago, pero estacionas casi a la orilla de la playa y con una paz innata que ofrece Nueva Zelanda, aún con niños y mucha gente acampando a tu alrededor.

Whangaruru North
Whangaruru North
Whangaruru
Whangaruru

Esta parte fue más tranki y sin mucho que contar, excepto que algunas señales nos hacían recordar nuestra añorada Barcelona y nuestros amigos.

La Helen y el Albert
La Helen y el Albert

Así que después de varios días conduciendo por esta zona, volvimos a Auckland, nuestro último destino en Nueva Zelanda. Auckland es una ciudad grande como otras, con sus atractivos, que básicamente se encuentran en el Auckland Domain, el parque más grande del centro de la ciudad. Sin duda tienen un invernadero precioso en el que pasamos la última tarde tomando fotos a las flores y plantas, para luego ir a nuestra última Caravan Park… donde encontramos a mucha gente vestida con tejanos (jean) y camiseta negra, cosa que nos pareció curiosa, así que hablando con la administradora del parque nos pregunta: Ustedes también van al concierto de Foo Fighters imagino, no?… la cara se me hizo cuadros y me salió un pequeño aliento que intentaba decir: no!, ayyy lastima no habernos enterado antes, pero, teníamos que descansar, todavía nos quedaba un pequeño vuelo de 14 horas a sudamérica.

Auckland Domain
Auckland Domain
Auckland Domain
Auckland Domain
Auckland Domain
Auckland Domain
Escultura... o mi cara después de la noticia de Foo Fighters
Escultura... o mi cara después de la noticia de Foo Fighters

 


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