Revista Psicología

Los sesgos cognitivos en la ansiedad

Por Psicologosmalaga @AnsiedadMalaga

¿Qué relación hay entre los sesgos cognitivos y la ansiedad?

Los sesgos cognitivos intervienen en la ansiedad, la más común de las patologías psicológicas, y todos en alguna ocasión la hemos padecido. Pero ¿qué causas hacen que se convierta en algo patológico, en algo sostenido en el tiempo que nos impide una vida diaria satisfactoria?.

La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo a determinados estresores o peligros que, en principio, es adaptativa, “sana”; nos ayuda a prepararnos para los posibles peligros del día a día. El salto desde una ansiedad adaptativa hacia una insana depende de la forma de afrontamiento y la percepción de incidencia. Es decir, hay personas que en situaciones estresantes son capaces de sobreponerse y otras que no poseen las herramientas para lidiar con ellas.

En este artículo lo que se pretende abordar es la importancia que tiene la propia percepción de las situaciones como estresoras o no. Para ello, comenzaremos definiendo que es un sesgo cognitivo y poniendo un ejemplo.

¿Qué es un sesgo cognitivo?

Los sesgos cognitivos son formas inexactas y estables de evaluar la realidad que nos rodea. Tendencias a percibir estímulos más amenazantes de lo que lo son en realidad, a adivinar pensamientos de otras personas, o a percibir las situaciones «a nuestra manera», en lugar de objetivarlas y racionalizarlas.

sesgos cognitivos

Un sesgo muy común es el sesgo de focalización; enfocar la atención en un suceso negativo obviando un gran número de sucesos positivos y dando al negativo el peso casi total del balance.

Ejemplo de sesgos cognitivos

Francisco ha hecho un examen de gran importancia para él. Al salir del examen y comentarlo con sus compañeros se da cuenta que uno de los ejercicios lo ha hecho mal. Francisco se va a su casa con mucho desánimo, pues había invertido gran cantidad de esfuerzo en el estudio de esta materia. Durante los próximos días su estado de frustración y nerviosismo es alto. Esa misma noche Francisco tenía una cita a la que no acude por sentirse desanimado, perdiendo la oportunidad de conocerla, pues vive fuera.

Al recibir la nota del examen, obtiene un 9 y está contentísimo. ¿Qué ha pasado?

Francisco ha cometido un sesgo, ha observado la realidad de forma imparcial, centrándose exclusivamente en un hecho negativo para él, sin percibir una globalidad y haciendo un balance incorrecto. A raíz de esa focalización ha renunciado a algo que era beneficioso para él. Si Francisco tiende a focalizar siempre lo negativo a lo largo de su vida, perderá gran parte de la objetividad. En este caso, la nota posterior objetiviza su pensamiento pero ¿Cuántas otras situaciones habrá percibido de manera sesgada y no comprobará nunca?

Este pequeño ejemplo en sí mismo no parece una patología, pero, Francisco, que ya acabó la facultad hace muchos años, ahora tiene un balance de renuncia tan alto, ha perdido tantas oportunidades laborales, sentimentales y sociales, por percibirlas más negativas de lo que realmente eran que ha generado una ansiedad constante al afrontamiento.

Sesgos naturales y sesgos peligrosos

Tenemos que comprender que los sesgos son algo natural en situaciones aisladas; no deben tener mayor repercusión. Pero cuando se presentan de manera estable a largo plazo son devastadores para el ánimo y la consecuente conducta. Los sesgos forman parte de nuestros esquemas de pensamiento, son una tendencia natural que si no sabemos corregir a tiempo, se instaura en nuestra forma de percibir la realidad. Y actuaremos en consecuencia a lo largo de toda nuestra vida, pues percibimos la realidad como necesaria de esa respuesta.

En terapia, una de las herramientas más potentes utilizadas es aprender a localizar estos sesgos estables, aprender a cuestionarlos objetivándolos y afrontándolos y, como consecuencia, actuar de manera racional en situaciones que a priori ni tan siquiera nos cuestionábamos antes de localizar los sesgos propios.

Los sesgos cognitivos en la ansiedad

El psicólogo es una persona entrenada para guiar al paciente en la localización de sus propios sesgos, empezando normalmente con un repaso básico de los sesgos más comunes, y a lo largo de las sesiones ahondando en los propios de cada paciente particular.

Las consecuencias de saber detectar nuestros propios sesgos son inconmensurables. Una visión objetiva de las situaciones que nos rodean será la herramienta más potente para actuar de manera racional y eficiente día a día. Si somos capaces de percibir la realidad objetivamente, tendremos la destreza de conseguir un desarrollo personal superior.

Si bajamos la percepción de la realidad como amenazante, nuestra ansiedad por consecuencia lógica sería más adaptativa, recuperaríamos el control, y sólo percibiríamos la ansiedad «sana», que es natural para el organismo. Sólo percibiremos la ansiedad como respuesta natural a un estímulo que esté sucediendo, sin anticipar la realidad como amenazante de forma generalizada.

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