Revista Opinión

Los siete (7) de la suerte

Publicado el 04 marzo 2020 por Carlosgu82

Aunque no soy Blanca nieves; (la dulce niña de los cuentos de hadas que es perseguida por su madrastra y se vuelve la amiga entrañable de siete enanitos), si vivo con siete.

Mis siete enanitos y yo nos conocimos en distintas circunstancias, cada uno de ellas vive en mi memoria como el absoluto cumplimiento del destino. Aunque no era la primera vez que estos «angelitos» y yo compartiamos la vida, antes de ellos Azabache, Sachita, Chiqui, Nico,Kaiser y Danger , todos ellos viviendo siempre en mi recuerdo y con su hermosa energia transformada, transcendida.

Aunque no soy una princesa de cuentos, desde muy pequeña desee poder compartir mi vida con seres especiales como yo, (creo que cada uno de nosotros debería considerarse especial a si mism@) y así paso. Como en un maravilloso cuento, conocí a;  Pumba, Nala, Sarabi, Manchas, Giuseppe, Muñeco y Alaska. Mis siete enanitos, peludos y hermosos, capaces de brindar amor incondicional y una lealtad que sobrepasa cualquier medida humana.

Somos una familia de nueve,  mi compañero de vida y yo,  rodeados de esta infinita energía de amor que como el mismísimo siete (7) representa la figura protectora que ofrece seguridad, según la numerología representa la nobleza, bondad y altruismo y es así como todo esto fue automáticamente multiplicado por siete (7).

Muchas personas nos preguntan sobre la dificultad de convivir con siete perritos, todos ellos de gran tamaño (a excepción del pequeño Giuseppe) ya que en una ciudad como Bogotá, al igual que en todas las metrópolis del mundo, el ajetreo de la vida diaria y la falta de espacios verdes al igual que espacios de vivienda adecuados, hacen parecer esta una tarea “titánica”.

Es simple, el amor lo puede todo, “el amor es paciente, el amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso, no se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor”

1 Corintios 13, 4:7

La anterior cita describe a la perfección lo que el amor podría ser y no cabe duda que mis siete cumplen a cabalidad con dicha referencia. Vivir con ellos es toda una aventura, solo entendible por quienes han tenido la oportunidad de tener una situación similar, las situaciones positivas y “ de aprendizaje” se multiplican, aprendes a ser más consiente de los otros seres que comparten el mundo con el bípedo que a veces se quiere adueñar de todo, entiendes que la misma energía que vibra en ti , vibra en ellos, que viene del cosmos, que está adentro y afuera, que compartir tu vida con seres tan maravillosos te hace una mejor persona o al menos te permite intentarlo.

Aunque no es una tarea “titánica” como muchos piensan, es un acto de mucha responsabilidad y amor, de cuidado y de tolerancia y una extraordinaria experiencia.


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