Revista Opinión

Los símbolos de la masonería que todavía quedan por Madrid

Publicado el 19 marzo 2017 por Habitalia
Pocas asociaciones han sido históricamente tan vilipendiadas como la masonería. Perseguida prácticamente desde sus inicios, ya fuera por papas, reyes o políticos, por fomentar ideas de libertad, igualdad y fraternidad en un tiempo en el que imperaba justamente todo lo contrario, se vio obligada a adoptar un secretismo que estimuló la imaginación de sus detractores y que la convirtió en culpable de todo tipo de ritos extraños, conspiraciones y delitos.

Aparecida en Europa entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, la hermandad de la escuadra y el compás llegó a España llegó precisamente a mediados de ese siglo. La primera logia que existió fuera de Gran Bretaña se fundó en el barrio madrileño de Malasaña, en 1728, en la calle San Bernardo. Fue en el hotel francés Las Tres Flores de Lis, situado en San Bernardo, a la altura de la actual Gran Vía. El Libro de Actas de la Gran Logia de Inglaterra señala que España fue la primera nación que solicitó fundar una logia regular: la número cincuenta.

Madrid fue el centro neurálgico de la masonería en España. Y hoy día quedan vestigios en forma de símbolos diseminados por la capital del país que pueden ser recorridos en forma de una interesante ruta. El punto de partida da inicio en el Templo de Debod, un magnífico edificio que Egipto regaló a España en 1968 como agradecimiento por la ayuda española para salvar los templos de Nubia, que se encontraban en peligro por la construcción de la presa de Asuán. Para los masones, las columnas del templo egipcio, situado al oeste de la Plaza de España, junto al Paseo del Pintor Rosales ( Parque del Oeste), simbolizan la fuerza y el equilibrio, dos de sus máximas. Y las figuras que aparecen en las inscripciones, dioses y faraones unidos de la mano, representa la fraternidad.

Uno de los edificios que más han marcado la historia de la masonería en España es el (C/ Prado, 21) Muchos de sus socios han sido destacados masones, como el presidente de la II República Manuel Azaña. Los símbolos masónicos están repartidos por todo el inmueble. Como por ejemplo en el techo del salón de actos, en cuya pintura de Arturo Mélida aparecen columnas y triángulos que hacen referencia a los principios de la masonería: libertad, igualdad, fraternidad... También hay dioses griegos, esfinges egipcias o gárgolas góticas. La escalera de los siete peldaños es un símbolo de las siete virtudes a las que en todo momento debe aspirar el buen masón.

En el Paseo de la Ermita del Santo se localiza el cementerio de San Isidro, que alberga otra de las representaciones masónicas por excelencia en Madrid: el panteón de Alejandro Lassalle, una tumba totalmente laica en medio de un campo santo cristiano, construida en 1887 por José Marín. No tiene ni una sola cruz en su origen, pero sí dos largas hojas de acacia que están grabadas en las jambas del mausoleo. La acacia es la madera en la cual se construyó el arca de Noé, material incorruptible según la leyenda. Es también uno de los más importantes símbolos masones. Aparece también la estrella de cinco puntas.

El paseo del viajero le conduce hasta el edificio que alberga en la actualidad el Ministerio de Agricultura (Paseo de la Infanta Isabel, 1) Construido por el arquitecto masón Velázquez Bosco tiene referencias de movimiento en la fachada principal, como son las columnas pareadas, que simbolizan el equilibrio y la fuerza. Aunque lo más llamativo es el frontón donde sobresalen tres figuras de la Gran Logia: La Gloria, y a ambos lados de ella, dos Pegasos acompañados por figuras humanas que simbolizan la Agricultura y la Industria (izquierda) y la Filosofía y las Letras (derecha)

En pleno paseo de la Castellana se alza una de las representaciones masónicas por excelencia. La estatua de Emilio Castelar, presidente de la República y masónico, al igual que el escultor que levantó su figura, Mariano Benlliure. Las tres mujeres que aparecen en la obra representan la sabiduría, la fuerza y la belleza, las tres virtudes masónicas.

El punto final de la ruta lo establece la visita del restaurante La Capilla de la Bolsa (Calle de la Bolsa, 12), que está construido sobre lo que fue en la Edad Media la antigua ermita templaria de la Santa Cruz. En el siglo XVIII, bajo su bóveda barrosa se reunían los miembros de la primera logia masónica de España.

La Francmasonería es una asociación libre de hombres que sólo dependen de su conciencia y que tienen como objetivo el perfeccionamiento moral de la humanidad. Fomenta entre sus miembros el respeto a las opiniones ajenas y prohíbe toda discusión política o religiosa en su seno a fin de construir un centro permanente de unión fraternal. En España hay alrededor de unos 4.000 masones, de los que 2.700 pertenecen a la Gran Logia de España.


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