Si no fuera porque tengo que seguir atendiendo a mi mujer en su durísimo y lento trayecto final hasta le muerte, yo ya no estaría aquí. No sé lo que haré cuando este eslabón de la cadena que todavía me ata a esta puñetera y asquerosa vida desparezca.
No me creo capaz de seguir viviendo en una sociedad a la que desprecio con todas la fuerzas de mi corazón.
Anoche, por ejemplo, me puse a ver El Gran Debate, esa farsa gigantesca pergeñada en una tv que pertenece ni más ni menos que a Berlusconi. Del tema principal de la noche ya ni siquiera me acuerdo, ah, sí, coño, sí, era la princesa Corina. Aguanté como pude todos esos minutos sobre un tema que sólo puede interesar a las revistas del corazón porque esperaba que, al fin, se penetrara en el tema que ahora nos absorbe a todos, Bárcenas.
La vergüenza ajena que me inspira toda esta gente es inenarrable.
No sé quiénes son más repugnantes para mí, los lacayos a sueldo del PP que acuden a allí como las moscas a la miel para chupar un poco más de esa mierda de la que viven, porque viven sólo de eso, de tragar esa inmunda bazofia que les sirve el PP a través de las nóminas de esos asquerosos medios que no tienen otra misión que defenderle, o los otros, los no menos repugnantes contrincantes, los que se sientan en la fila de la izquierda y que no sólo consienten que los otros repitan una y otra vez que para decidir sobre el asunto Bárcenas hay que esperar a lo que digan los jueces, sino que dan un abyecto paso más y dicen que “sí, claro, de acuerdo, la última palabra la tienen los jueces, pero mientas tanto, nosotros, los periodistas, creo que tenemos derecho a decir lo que opinamos...” y lo dicen vergonzantemente, como temiendo la segura represalia de que la Tv de Berlusconi no les vuelva a llamar más para participar en esta asquerosa pantomima que no tiene otro objeto que justificar lo que es, a todas luces, injustificable, que Rajoy y su gobierno de ladrones y criminales no se haya ido oficialmente a allí, donde están siempre habitualmente, a la mierda.
Para que nos podamos hacer un juicio relativo de la cuestión, será bueno que recordemos que 2 ministras de la asquerosa, de la deleznable Merkel, esa arpía que ha sumido a toda Europa en el hambre, la miseria y la desesperación que impulsa el suicidio a una gran parte de los que habitamos en este desdichado continente, sólo para ayudar a sus jodidos Bancos alemanes, han dimitido irrevocablemente porque se ha descubierto que plagiaron parte de su tesis doctorales, sí, coño, han leído muy bien, 2 ministras, amigas además de la Merkel, han tenido que coger puerta porque alguien se metió en el jodido Google y demostró que las tesis doctorales de las dos eminencias no estaban del todo limpias, o esos diputados ingleses que han renunciado a sus escaños por cosas tales como haber viajado gratis en el transporte público o cobrar unos ínfimos gastos que no habían realizado.
-"Joder, dicen todos los ministros/as españolas, si será gilipollas esta gente pero ¿de dónde ha salido esta pandilla de imbéciles? Dimitir por haber copiado una cuantas jodidas palabras cuando yo me estoy llevando millones y millones de la pasta con la que toda esta gentuza que se muere de hambre o que desesperados y avergonzados hacen lo que tienen que hacer, coño, se suicidan, podría sobrevivir y, encima, me dan toda clase de honores por lo bien que lo estoy haciendo, pero en que jodido mundo vive esta gente tan estúpida que no ha entendido que en este mundo y esta vida, como tan bien describiera nuestro Rajoy en sus 2 célebres artículos de El Faro de Vigo, tienen que haber estas profundas y enormes desigualdades porque la desigualdad no sólo es natural, o sea, que la impone la propia naturaleza, sino que, si no fuera, así habría que establecerla desde fuera, que es precisamente lo que se hace, lo que nosotros hacemos: desde su nacimiento dividimos a las personas en 2 grandes clases: los que lo tienen todo por el mero hecho de su nacimiento y los que no tienen, no tendrán, no pueden tener nunca nada porque si lo tuvieran sería precisamente a expensas de quitárselo a los otros, lo que no sólo sería injusto sino también canallesco, de modo y manera que el mundo está muy, pero que muy bien hecho tal como está y cualquier intento de modificarlo no sólo sería antinatural sino profundamente injusto".
De modo que los 3 representantes de la peor de las ultaderechas del mundo, tres engendros periodísticos, absolutamente canallescos, con la insuperable desvergüenza de esta gente dijo: "sí, todo esto está muy bien, y, si ha sido tal como parece, habrá que echar a estos señores del gobierno, o sea, del poder político, porque el otro, el económico, lo tienen desde siempre y para siempre y no se les puede siquiera tocar, pero eso no se puede hacer así, por las buenas, porque lo diga el tal Bárcenas, que ya estamos viendo que es un perfecto sinvergüenza, habrá que esperar que, como se hace, en todos los países del mundo, se pronuncien los tribunales y los de la bancada de enfrente, teóricamente los representantes de la izquierda, no dijeron: “pero ¿de qué coño tribunales estáis hablando, de los que, en el Caso Gürtel, han expulsado de la carrera judicial al juez que lo estaba tramitando y han absuelto a los bandoleros imputados por falta de pruebas, o a ese otro tribunal que ha dictado sentencia, en el caso Pedrerols, a los 20 años de haberse iniciado?”.
Dejar un asunto político a lo que digan los tribunales, con 3 instancias y con la lentitud proverbial de la justicia española, en el mejor de los casos de que éstos actúen, por pura casualidad, en estricta justicia, es diferirlo “ad kalendas graecas”, es decir, anularlo políticamente puesto que cuando llegue la sentencia ésta será totalmente inoperante y eficaz.
Entonces, habría que fusilar a los sinvergüenzas de los periodistas que aducen esta solución y todavía debería de ser peor la sentencia de los que aceptaron tales argumentos.