A la hora de regular la gestión logística de un almacén, es una buena práctica imaginar que, en lugar de gestionar un almacén, tenemos que regular el tráfico de una ciudad. Las referencias, que serían los habitantes de esta ciudad, deben entrar, residir en su interior un tiempo, moverse por dentro de la misma y salir cuando sea necesario y para que puedan hacer todo esto de forma segura y sin atascos, debemos gestionar cada circunstancia según sus necesidades.
La gestión logística de un almacén guarda muchas similitudes con la gestión del tráfico de una ciudad cualquiera. Tiene multitud de entradas y salidas, cuellos de botella en horas punta, acumulación por puentes y fiestas, flujos de mercancías y personas por todas partes, puntos de uso, gestión de recursos, recorridos, etc. Igual que en una ciudad, el tráfico debe regularse, gestionarse, tiene normas, semáforos, sentidos, señales, etc. Para que todo funcione, no podemos permitir el libre albedrío.