Cine negro en estado puro con Glenn Ford interpretando magistralmente al característico antihéroe de este género, parco en palabras e impasible a pesar de la multitud de conflictos a los que debe enfrentarse. La sobriedad de su protagonista se ve reflejada tanto en un guión sencillo que no se anda con rodeos ni complicaciones argumentales lleno de rudas conversaciones, como en la frialdad de una larga lista de personajes, a cada cual más manipulador y egoísta. Una película estimulante que condena los diferentes estamentos de una sociedad despiadada y mezquina en un alegato que a día de hoy todavía prevalece.
Mi puntuación: 8/10