Revista Cultura y Ocio

Los sofistas y el conocimiento como mercancía

Publicado el 30 julio 2014 por Albilores @Otracorriente

sofistas

En la antigua Grecia hubo un grupo de intelectuales llamados sofistas -los sabios de profesión-, que lograron tener gran influencia en la juventud griega ya que poseían gran dote de retórica y de dialéctica.

En un comienzo ser sofista no era deshonroso. Gracias a su preparación e influencia, los sofistas fueron considerados como la imagen intelectual y carismática del saber, siendo apreciados por gran parte de la élite social ateniense, pero poco a poco se fueron distanciando de los filósofos, cuya finalidad intelectual era la búsqueda de la verdad, y se especializaron en lograr un alto prestigio en sus discípulos y oyentes, así como en obtener jerarquía política, social y monetaria, es decir, fueron los primeros que cobraron por transmitir sus conocimientos con finalidades profesionales. Los sofistas degeneraron, su práctica se convirtió únicamente en un medio lucrativo: manipular a la sociedad griega con argumentos relativos y hasta con falsas nociones tan sólo para obtener alguna utilidad material.

Para el pensamiento de los sofistas la verdad depende del sujeto, de la interpretación y visión de cada persona. El bien y el mal, lo verdadero y lo falso, dependen de la perspectiva personal con la que se valora algún hecho o situación.

Entre sus célebres sentencias se encuentran:
“Todo es relativo”, “el hombre es la medida de las cosas”, “la verdad no existe”, “existen sólo opiniones, no verdades”, “cada individuo percibe el mundo a su modo y conveniencia”.

Fueron precursores del exagerado uso de la opinión, no importando si éstas eran absurdas y sin fundamento, y provocaron grandes daños a la educación y formación de los jóvenes griegos. Se podría decir que en ellos está el origen de la retórica política que sufrimos hoy, pues hallamos en sus modos numerosos paralelismos que se dan en los profesionales de la política de nuestro tiempo, con una salvedad, los antiguos sofistas eran mucho más brillantes e inteligentes que los políticos de nuestra época y el engaño a través de la palabra se convirtió en un arte y no en un mero ejercicio de la fuerza política que proporciona el cargo electo como sucede hoy.

También en la actualidad, además de los políticos, podemos ver individuos que nos recuerdan a estos célebres pensadores griegos. Específicamente en el campo de lo que llaman “superación personal”, pseudos-filósofos emiten (venden) conferencias, libros, artículos y demás mercancía. Estos individuos se valen de argumentos sentimentales y alejados de todo conocimiento verdadero, se convierten en excelentes mercaderes, sin importar si en realidad ayudan a las personas.

Los dos pensadores sofistas más famosos y de lengua más afilada fueron Protágoras y Gorgias, quienes tuvieron una gran influencia en la sociedad y la vida de su época gracias a su gran capacidad dialéctica para influir, convencer y manipular.

El sofismo fue muy criticado y corregido por los grandes intelectuales de la antigua Grecia, pero sobre todo por Sócrates, Platón y Aristóteles, pues para los sofistas, el saber tiene una finalidad lucrativa,  para los filósofos, un camino hacia la plenitud humana.


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