Revista Historia
Vamos a bosquejar la situación retratada en la famosa película de Ken Loach “Tierra y Libertad” (Land and Freedom, 1995), la conocida como guerra civil dentro de la Guerra Civil, y una de las grandes tragedias de ésta. Los sucesos, en fin, de mayo de 1937, que sacudieron por dentro al gobierno de la República en guerra, y que supusieron la desintegración del bando antifranquista, la pérdida total de cohesión, de verle incluso un mínimo sentido a la lucha contra Franco.
Como se refleja en la película citada, existen dos posturas sobre como conducir la revolución y la guerra contra el fascismo. Unos, principalmente POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y anarquistas, ven en la situación de guerra civil y lucha contra el fascismo el marco perfecto donde llevar a cabo la Revolución (con mayúsculas, la final y definitiva) que habrá de llevar al pueblo, siempre oprimido, a la final consecución de los seculares derechos que siempre les han sido negados; más que nada a la posesión de tierra, a la soñada igualdad en el repartimiento de la riqueza. Guerra y revolución deben ir de la mano, no se puede dejar escapar la oportunidad.
Diferente postura mantienen los comunistas, principalmente, y junto a ellos el PSOE más moderado (Prieto, doctor Negrín): lo que se debía defender era la República democrática, antes que nada, y no la revolución. Primero la guerra, salvar a la República del fascismo, que luego ya vendría lo demás. Si no, se corría el riesgo de querer abarcar demasiado y dar al traste con todo. Las posturas comunistas venían fuertemente respaldadas por el poder que le daba al partido el tener tras de sí a Rusia y sus envíos de armamento y técnicos. Se trataba de la única potencia realmente dispuesta a ayudar al gobierno republicano.
Se hacía necesario un mando unificado, un ejército compacto, homogéneo y disciplinado con el que enfrentar a las tropas de Franco. El sistema de las milicias, de los combatientes independientes por la revolución, había demostrado su ineficacia contra las preparadas tropas africanas. Los comunistas y el gobierno Negrín introducen el modelo de un Ejército Popular de la República, ordenando a las milicias su disolución e integración en el mismo. Y no dudarían en utilizar la violencia cuando muchos se opusieran. Parte de los anarquistas y el POUM sacaron tropas del frente de Aragón para oponerse a las medidas de la Generalitat y la República en Barcelona. Se producen las consabidas violencias en la Ciudad Condal de las que finalmente saldrán victoriosos los comunistas, que poco a poco y a partir de estas fechas irán ganando cada vez más peso.
Gracias a esta “unidad del arma”, la República podrá lanzar algunas ofensivas sorprendentes (Teruel, Batalla del Ebro) que le permitirán ganar algo de tiempo. Por desgracia era ya tarde: Franco poseía los vitales enclaves industriales del norte y la guerra en Europa se retrasaría lo suficiente, mientras el Caudillo exigía una y otra vez la rendición sin condiciones. Lo que restaba de guerra desde mayo del 37 dejó de valer, para muchos, la pena. Se había perdido el romanticismo revolucionario que tantos intelectuales de talla mundial admiraron soñadores. ¿Luchar contra Franco por una nueva república burguesa? ¿O por un Estado bajo el control del Kremlin? Si algo ganó el bando antifranquista tras los sucesos de mayo, algo perdió también. La República parecía condenada.
Esos despiadados tiempos enseñaron al mundo que, en ocasiones, puede más la fuerza que la voluntad. En abril de 1939, a unos meses de la entrada de Hitler en Polonia, Franco daba la guerra por concluida.
Nuestra voluntad es traer al Blog distintos documentos históricos que “ilustren” este crucial episodio de la Guerra Civil. Puede que nos cueste varias entregas, pero creemos que valdrá la pena. Nada como leer las palabras mecanografiadas por aquellos hombres y mujeres, portadores de fuertes odios y pasiones ideológicas, para hacerse eco de la tragedia de la Historia.
Pues bien, tras esta pequeña introducción, empezaremos.
Saludos