La capacidad de concentración de los niños de unos 22 ó 23 meses, como los padawanes, suele ser escasa, y no durar más de unos diez o quince minutos. A veces el truco para sacarlo de un pequeño berrinche o de un momento de pesadez es simplemente distraerlo con otra cosa, alguna tontería. Algunas veces, no siempre, lo único que tienes que hacer es tomarlo en brazos llevarlo a otro lugar, o asomarlo a una ventana, para que cambie el chip. Y en otras ocasiones ocurre todo lo contrario; quieres que preste atención en algo, un cuento, la comida, una explicación, y no hay forma de que se concentre el tiempo suficiente.
Pero desde hace un tiempo estamos descubriendo que Leia está desarrollando otro de sus nuevos superpoderes: la concentración. Ya el tito Kiko se quedó alucinando durante la última visita que nos hizo. Estuvo jugando con los peques, y decidió ponerse con Leia a 'leer' uno de sus cuentos. –"¿Dónde está la vaca?". –"¡Aquíiii!". –"Y esto, ¿qué es?". –"¡Caracoool!". Más de media hora después, mi hermano nos preguntó: –"Pero, ¿esta niña no se cansa nunca?". Y ahí seguía, pasando páginas con el tito, y cogiendo libros nuevos cuando se acababa el que tuvieran entre manos...
En ese cole tan chulo al que los llevamos un par de veces por semana, ocurre algo parecido. A Luke le gusta ir con los animales, los gatos y burritos que tienen allí. Y tampoco para de correr, pintar, hojear los cuentos, apilar los bloques, jugar con los coches, pero al final acaba paseando por el huerto o jugando con los gatos. A Leia lo que le gusta es quedarse arriba, con los cuentos, o pintando. Y puede estar allí con los rotuladores o los libros durante una hora, entretenida en sus cosas, o charlando y aprendiendo palabras nuevas con Gema o con Nuria, las 'seños'. Y me comentan lo mismo, se quedan asombradas con ella.
La pequeña padawan tiene una personalidad muy marcada. Sabe lo que le gusta, y lo que no, y no solamente respecto a las comidas. Te puedes encontrar un día que te contesta directamente con un "No" cuando le enseñas un jersey nuevo y le preguntas que si le gusta. Tal cual. O te agarra de la mano y te lleva al otro extremo de la casa o al último estante de la cocina, para que le alcances exactamente el muñeco en concreto que quiere, o las "galletitas" que se le acaban de antojar.
Son situaciones que no dejan de sacarnos una sonrisa. Te quedas mirándola, extasiado, embobado con ella. Y cuando te paras a pensar un segundo, te das cuenta de que te va a resultar un reto constante. Y va a ser toda una experiencia superarlo.