En el Multiverso de los comics, casi siempre aparecen entidades (humanos, metahumanos, inhumanos, mutantes, super humanos, semi dioses, dioses, demonios, y un largo etc.) que destacan por sus Super Poderes; habilidades y/o capacidades más allá de los límites de la naturaleza humana. No necesariamente se nace con ellos; muchas veces se obtienen de alguna manera. Se adquieren consciente o inconscientemente, estando de acuerdo o en contra de ello; pero si algo muy común sucedía al inicio de estas nuevas mitologías es que los Super Poderes provenían de hallazgos y desarrollo de la ciencia; y muchas veces por accidente más que por acierto.
Partiendo de esta peculiaridad hoy quiero platicarles acerca de los “Rayos Cosmicos”, fuente de poder que marcó la vida de los que ahora son conocidos como los #FF, y no me refiero al Follow Friday sino a los Fantastic Four, de la Casa Marvel, ahora de Disney.
Tratando de sintetizar la aventura que los llevó a obtener sus poderes, me permitiré reproducir un extracto de Wikipedia: “Los 4 Fantásticos adquirieron sus habilidades superhumanas después de que el cohete experimental diseñado por el científico Reed Richards atravesara una tormenta de radiación cósmica en su vuelo de prueba. Al aterrizar, los cuatro pasajeros de la nave descubrieron que habían sido transformados y que poseían nuevas y extrañas habilidades. Éstas sugieren una relación entre los poderes de cada uno de los integrantes del grupo con los antiguos cuatro elementos de la naturaleza: tierra (La cosa), aire (Sue Storm, la mujer invisible), agua (Dr. Richards, por la fluidez de su cuerpo), y fuego (La antorcha humana)”.
Sin pretender hacer de polémica de la veracidad y precisión de los datos técnicos expresados en los comics, quiero hacer una puntual observación respecto a la diferencia de poderes entre especímenes de una misma especie. ¿Cómo fue posible que cuatro humanos, después de atravesar una tormenta cósmica, sometidos a las mismas condiciones, pudieran obtener poderes tan distintos? Pues un resultado tan extraordinario solo puede ocurrir en la ficción.
Y a todo esto, ¿Qué son los rayos cósmicos? ¿En realidad existen? Claro que existen, y por eso debían ser los co-protagonistas en esta extraña aventura.
Como en la mayoría de los relatos de ciencia ficción, las historias mezclan elementos de ciencia con resultados difícilmente o poco creíbles. Los rayos cósmicos fueron “intuidos” en 1911 el físico austríaco Victor Franz Hess, demostró que la ionización atmosférica aumenta proporcionalmente a la altitud. Concluyó que la radiación debía proceder del espacio exterior.
El origen de los rayos cósmicos es desconocido. Cuando el sol presenta gran actividad, emite rayos cósmicos de baja intensidad, lo cual parece ser una posible fuente pero no la única. También otras estrellas cercanas a nuestro sistema solar emiten rayos cósmicos que llegan a la tierra, pero al igual que el sol, tan solo es otra fuente, no el origen. Sin embargo, en la Constelación Centaurus, existe una galaxia con núcleo activo, donde es posible que exista un agujero negro que al tragar la materia produce gran cantidad de esta energía cósmica.
Finalmente, ¿qué efecto pueden tener los Rayos Cósmicos sobre los humanos? Cualquier cosa más alejada a la posibilidad de obtener poderes. Los Rayos Cósmicos a final de cuentas son radiación, misma que podría tener graves consecuencias sobre los electrones y las moléculas que forman a las células de los seres vivos, especialmente al ADN, provocando un funcionamiento incorrecto que puede afectar a los tejidos u órganos a los que la célula pertenezca. Y no, la mutación del ADN no nos convertirá en Super Humanos, por el contrario, puede diezmar sustancialmente nuestra salud.