Ahí les tienen ustedes. Una familia sin igual. Papa Tejero comandó el golpe de Estado y puso en jaque a este país hace 33 años. Y ahora, su hijito, también teniente coronel –qué casualidad— y jefe del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) número 1 de Madrid, por aquello de homenajear a papá golpista, decidió hace un mes celebrar una fiesta en el GRS de la Guardia Civil.
De esto hace un mes, y parece que nadie sabía nada hasta que ha salido en la prensa. Así funciona el control dentro de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Una paella servida hace un mes por guardia civiles, en honor del 23-F, donde se exhibió material y vehículos de la unidad.
Allí asistieron Papa e hijo Tejero, el infausto capitán torturador Muñecas y algunos de los implicados en el golpe. ¡Todo por la patria! Una fiesta maravillosa para celebrar y homenajear a Papa Tejero y el acontecimiento más nefasto de nuestra reciente historia.
El director general de la Guardia Civil, aquel que mintió como un bellaco en el tema de los quince inmigrantes muertos en Ceuta, se ha visto en la obligación de tomar medidas y ha cesado de su cargo al hijo de Tejero, eso sí: por celebrar un almuerzo no autorizado. O sea no importa que estuviera su padre, el golpista, ni tampoco que fuera por el 23-F, ni que entre los invitados a la comida –por cierto, ¿quién ha pagado la comida? lo mismo ha sido con cargo al presupuesto de la guardia civil— se encontrara el capitán Muñecas y golpistas de aquel día, simplemente le han cesado como jefe del GRS, pero ni se le ha abierto expediente ni se le ha acusado de enaltecimiento de traición a la patria. Total, le trasladarán y punto pelota. Aquí paz y después gloria.
Así nos va, con estas tragaderas mañana saldrá otro héroe, al fin y al cabo la cosa le ha salido casi gratis. Esto no puede quedar así, hay que investigar quién estaba en el ajo, quién dio el permiso, por qué no se enteró nadie hasta que salió en los medios de comunicación y por qué han tardado un mes en cesar a este individuo. Es necesario saber cómo ha ocurrido y por qué nadie lo ha evitado.
Lo que ocurre es que este gobierno es débil y estas cosas ocurren porque saben que el precio a pagar es mínimo. Si al infractor se le juzgara y se le echara del cuerpo, no se le quedaría ganas de celebrar homenajes de este tipo. Una vergüenza más que desprestigia a un gobierno que no se entera y que cuando toma medidas con los poderosos lo hace con una levedad que pasma. Eso sí, a los ciudadanos que se manifiesten y protesten ya saben una multita de 300.000 euros, siempre que no sean guardia civiles golpistas. Estos tienen bula.
Salud y República