La catedral de Notre Dame esconde una sección donde se guardan tesoros de oro y piezas antiguas que deslumbran a los turistas.
Próxima a las orillas de río Sena de la ciudad de París, se sitúa una de las catedrales más famosas del mundo, Notre Dame, y es que sus gárgolas de la fachada, han sido un recurso pictórico muy usado, sobre todo a partir de la historia de “el jorobado de Notre Dame”, qué más allá de la película de Disney, era un cuento que metaforizaba la libertad.
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Aunque parezca mentira, hay cola para entrar a la catedral, siendo la de la entrada principal más rápida, mientras que la secundaria para subir a lo alto a ver las gárgolas tiene más longitud y tiempo de espera. Con más de 850 años de historia, ha sido modificada y reconstruida en numerosas ocasiones hasta convertirse en lo que es hoy.
Los tesoros de Notre Dame
En el interior, tras terminar de admirar las magníficas bóvedas y las detalladas vidrieras, hay unas habitaciones que derivan a una exposición sobre los tesoros de Notre Dame. De carácter cristiano, tras cristales se agrupan utensilios de oro, figuras, cruces, reliquias e incluso biblias con detalles en oro.
Fotografías realizadas por: Lydia Natour.