Con los alumnos del taller “El país de los poetas, el primer libro de mi escuela.” Colegio Los Ángeles de San Rafael, Costa Rica.
Estuve en Costa Rica una semana con mi compañera Almudena de AEIS, la Asociación Española de Innovación Social. Lo que más nos sorprendió de Costa Rica fueron los ticos, también conocidos como costarricenses. El término coloquial de “tico” se ha hecho tan popular que incluso llaman Tiquicia a Costa Rica.
Mi compañera Almudena con la abuela tica en su casa. Costa Rica
De los ticos me llamó la atención todo: su forma de ser, su visión de la vida, su paciencia, su tranquilidad, su amabilidad, su respeto, su humildad, su alegría, su optimismo, su amor por la naturaleza, por los animales, por las personas, por compartirlo todo. Compartir es vivir, no hay que olvidarlo. Absolutamente todo, aunque te acaben de conocer y no sepan nada de ti, te invitan a su hogar, a que formes parte de su familia. Aunque ellos tengan que quitarse un plato de comida para dártelo a ti, que solo saben cómo te llamas desde hace 5 minutos, lo hacen. Se respira paz y amor en Costa Rica. Se nota que es un país que decidió abolir el ejército y desde 1948 no tienen fuerzas armadas. Luego lo comprendí, porqué es el país elegido para contar con la sede de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de la Universidad para la Paz de Naciones Unidas.
Souvenir de Costa Rica
En una sola semana que estuvimos allí, de los ticos aprendí mucho. Me devolvieron la creencia por
el ser humano. El ver que, cualquier cosa, como la paz, por imposible que parezca, es posible. Entendí y le vi sentido a que vendieran imanes, en las tiendas de souvenirs, que tuvieran los símbolos de: un árbol, representando la naturaleza; un corazón, como el amor; el signo de la paz y entre uno y otro, un signo de suma. El resultado es igual a: “Costa Rica, el país más feliz del mundo”, con una cara sonriente.
Almudena realizando el taller “El País de los Poetas, el primer libro de mi escuela” en Costa Rica
La semana que unimos codo con codo en Costa Rica con los ticos, estuvimos varios días en colegios con niños y niñas de entre ocho y doce años. Les fotografiaba mientras impartíamos los talleres para realizar “El País de los Poetas, el primer libro de mi escuela”. A algunos les daba vergüenza; otros, posaban haciendo gestos de todo tipo con sus caras; otros estaban tan concentrados en clase que no se daban cuenta. Les sorprendió que fuéramos de España. Que dos españolas estuvieran allí con ellos, haciéndoles fotografías y contándoles historias sobre la poesía. “¿Por qué nosotros? ¿Cómo que habéis venido de España hasta aquí? Si nosotros queremos ir a España. Conocemos a muchos españoles a través de Youtube.” Nos decían muy rápidamente, nerviosos e ilusionados. Parece que lo que nos resulta más lejano, nos atrae, por la curiosidad de descubrirlo, debe ser. Mientras que lo más cercano, nos parece tan cotidiano que no nos resulta tan atractivo como lo desconocido. Ellos querían venir a España con los españoles. Nosotras queríamos quedarnos en Costa Rica con los ticos.
Pura vida, amig@s.
Almudena y yo nos compramos estas pulseras en el aeropuerto. Nos marcó el “Pura vida”
Este post forma parte del Concurso de Post Solidarios de la Fundación Mutua Madrileña y de III Premios al Voluntariado Universitario.