Revista Educación

Los tiempos cambian

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Los tiempos cambian

La semana pasada se armó polémica mediática porque los responsables de una conocida sala de teatro de Madrid, La Chocita del Loro, hicieron unas declaraciones en las que intentaron justificar que no contratasen a mujeres cómicas con la excusa de que el humor femenino es victimista, demasiado feminista (sic) y no hace gracia al tipo de público que suele ir a la sala; de hecho llegaron a decir que en actuaciones de mujeres no vendían tantas entradas como con las actuaciones de hombres.

Podría entrar a analizar en detalle, con muchos y variados ejemplos, el por qué esas declaraciones no solo son machistas, sino que además no se corresponden con la realidad del negocio del humor, pero lo cierto es que basta con tener claro de qué manera dejan constancia de que su público en general es predominantemente machista y cómo ellos prefieren darles lo que quieren para que el negocio vaya bien, antes que diversificar su oferta y, de paso, abrir las ventanas para diversificar también a su público. " Es el mercado, amigo", decía el ínclito Rodrigo Rato. El que el humor masculino sea demasiado machista, o el victimismo de ese humor zafio y rancio sobre parientas, problemas conyugales y lucha de sexos mejor lo obviamos; en nuestra sociedad machista eso no es victimismo, es la realidad. Lo de las mujeres, al revés. Que no entendemos nada los progres y los amantes de lo políticamente correcto.

Esto se ha unido a esa presunta "cultura de la cancelación" por la cual hay lobbies progres intentando "cancelar" (o sea, borrar sin dejar rastro) a todo aquel que piense distinto. En ese cajón de sastre más presunto que real (al menos tal y como usan el término) caben desde obras racistas o machistas de diferentes formatos cuyo contenido político se obvia, a intelectuales fascistoides o acosadores sexuales que, por culpa de un puñado de perroflautas, ya no pueden verse en la tele, no pueden hablar en público ni acceder a un trabajo. Lo curioso es cómo los que se quejan de esto no solo lo hacen en las redes sociales, sino incluso desde la tribuna de medios de comunicación de tirada nacional o tertulias de televisiones generalistas e incluso algunos son ovacionados por miles de personas tras actuar en teatros de rancio abolengo. Para estar "cancelados" tienen altavoces bastante potentes.

Yo, hombre cis hetero, sin embargo, les confieso que desde hace un tiempo me descubro cansándome de ver películas con exceso de testosterona en las que las mujeres no son más que el premio que espera al protagonista al final de la historia o en las que los negros, homosexuales y demás minorías no son más que un añadido exótico. Me aburro con programas de televisión o de radio que son campos de nabos en los que hombres hablan de cosas de hombres. Cada vez me gustan más las historias en las que mujeres, gays, trans, negros, etc, son protagonistas y hablan con nuevas voces y nuevas sensibilidades. Me parece genial que se reinterpreten viejas historias con otros protagonistas de otros géneros o razas y que vayamos dejando atrás nuestra sociedad profundamente heteropatriarcal y machista. Cada vez defiendo con más fuerza y necesidad a mujeres, a gays y lesbianas, a transgénero y transexuales, a negros, musulmanes o cualquier otra minoría étnica. Porque, amigos, los tiempos cambian. Y definitivamente, no: cualquier tiempo pasado no fue mejor.


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