Ruido de cañerías es una insípida novela negra de un escritor barcelonés llamado Luís Gutiérrez Maluenda. Que se autoproclama antiguo ejecutivo informártico entregado al bohemio arte literario por vaya usted a saber qué razones. Me envía su libro con una amable dedicatoria a la que, si soy justo y soy equitativo, debo responder con una crítica sincera. La sinceridad es un arte con vocación deficitaria: o aquello de las verdades y las amistades. Este libro es un refrito de toda una serie de novelas negras ambientadas en los bajos fondos barceloneses (o lo que eran los bajos fondos en algún momento), con detectives decadentes y antiestéticos en su atribulada existencia. No aporta nada que no se haya visto ya en algún lado, salvo incrustar (a martillazos, con poca gracia, con incluso diría que algún encubierto sesgo) a algún personaje de gran actualidad, en un fallido intento de aportarle atractivo por veracidad y contemporaneidad. No es así, y se convierte en un folletín solo unos pasos por delante de las novelas del oeste o las románticas: escritura a tantos céntimos la palabra, rellenado y alargamiento hasta las 250 hojas a base de hechos insustanciales y alargamiento de una trama que cualquiera comprende que no supera el merecimiento de un relato a incluir en cualquier recopilación de medianías.
