Hoy en día, muchas empresas están reduciendo personal porque hay que reducir costes. Supuestamente les sobran aunque no en todos los casos está justificado. Y mi pregunta inicial es ¿los trabajadores que se quedan son lo que más trabajan o los que menos problemas ocasionan?
Hace tiempo que llevo dándole vueltas a este tema y finalmente ya llega el momento de abordarlo. Por supuesto, lo ideal es quedarnos con los trabajadores que más valor aportan y que no dan problemas aunque esto a veces es imposible. También debéis preguntaros ¿qué entienden las empresas por no ocasionar problemas?
Normalmente, se suele entender por no causar problemas el que los trabajadores “traguen” con todo, independientemente de que sea justo o injusto y esto, desgraciadamente, no es así. Las organizaciones las conforman todos sus miembros y cada uno tiene su importancia porque todas las tareas tienen su valor relativo en su justa medida o deberían tenerlo.
Hay empresas que tienen una venda en los ojos y están haciendo determinadas limpiezas sin sentido. Grandes profesionales de múltiples actividades están sin trabajo, sin saber muy bien por qué les toco a ellos. Ellos desempeñaron su trabajo de forma ejemplar desde el primer día, dando todo y más. Son conscientes de que cuando la situación no va bien, igual les toca salir, no porque no hagan bien su trabajo sino por la situación económica. Sin embargo, ven como ellos salen y se quedan otras personas que se escaquean que no se involucran como ellos y se preguntan ¿Cómo es posible esto?
Las empresas son como un Gran Hermano sin cámaras, donde hay alianzas, pactos, estrategias, complots, traiciones, etc. No hay nominaciones publicas ni notorias pero sí que los actos desencadenan salidas adecuadas o inadecuadas, según el punto de vista desde el que se mire.
Lógicamente, en las empresas, las personas tienen que adaptarse a las mismas, y evolucionar para ser flexibles. Hay que llevar a cabo el trabajo lo antes posible. Se tiene que ser considerado con los demás y no criticar a las espaldas a los compañeros ni a compañía, es decir, que si tenéis un problema debéis afrontarlo y plantearlo directamente para buscarle una solución. (Lo sé… es pura ciencia ficción… pero no por ello es lo que debería ser). Tenéis que cumplir vuestro horario y aprovechar el tiempo de trabajo para rendir y hacerlo cada día mejor. Se tiene que evitar la confrontación y ser constructivo en todos los aspectos.
Supuestamente, si hacéis esto, tenéis grandes probabilidades de permanecer en el equipo titular de vuestra empresa porque sois el tipo de jugadores ejemplares que toda compañía querría. Ante todo, debéis ser personas corporativas que os preocupáis por vuestra compañía y que hacéis todo lo que esta en vuestra mano por ella. Eso sí, las empresas deben actuar de la misma forma hacia sus trabajadores. De no ser así, mal irán las cosas.
Pero… ¿son las personas que relato aquí las que realmente se quedan en las empresas?
La respuesta sería… algunas sí pero otras no. Porque no vamos a negar que haya trabajadores que sepan jugar bien sus cartas de cara a la galería directiva para ir sobre seguro. Hay personas que llegan repetidamente tarde o, mejor dicho, que se adaptan al horario que llevan sus jefes para que les vean. Imaginemos que un alto ejecutivo llega todos los días a las 10 de la mañana ¿cómo sabe que sus personas de confianza han llegado a sus horas sino pide informes objetivos o sino esta él para poderlo verificar?
Por el contrario, nos encontramos personas que sobreviven en las compañías, diciendo lo que quieren oír sus jefes aunque no lo piensen, hacen continuamente “la pelota” sin demostrar su propia personalidad para hacer ver a sus jefes que tienen criterio propio. Es decir, que hay responsables que quieren personas en sus compañías que traguen con todo, sin rechistar, independientemente de que sea justo o no. Las empresas no deben engañarse a si mismas. Este tipo de perfiles, indudablemente, les “doran la píldora” constantemente, les dicen lo que quieren oír… pero… ¿es bueno para la empresa?
Igualmente, las empresas necesitan personas que busquen soluciones a los problemas y no culpables para salvarse ellos su pellejo. Desgraciadamente, esto no siempre ocurre y muchas personas que sobreviven en algunas empresas son expertas en cargar “el marrón” a otro para salir ellos “de rositas”.
La jungla está más cerca de lo que os pensáis. Las empresas que se queden con estas “joyas”, tarde o temprano caerán porque los buenos profesionales que queden, terminarán cansándose y se irán donde realmente les aprecien.
A priori, cuando este tipo de empresas se desprender de sus trabajadores valiosos, estos se quedan desolados porque no han sabido valorarles y les han tratado injustamente; sin embargo, tras asimilarlo, puede que no haya sido tan malo y os han hecho un favor; si valéis, tarde o temprano, conseguiréis trabajo.
Si estabais en empresas que, hicieseis lo que hicieseis, nunca acertabais porque nunca había manera de contentarles, quizás el problema no estuviese en vosotros sino en ellas porque el tiempo pone a cada cual en su sitio.
¿Qué experiencias tienes tú en este apartado?