Revista Opinión

Los transgénicos son buenos

Publicado el 25 enero 2020 por Carlosgu82

Los transgénicos son buenos

Voy a hablarles de los transgénicos y la selección de genes el día de hoy.

Ven las sandías de la imagen superior, pues les formulo una pregunta.

¿Cuál de las dos les parece más apetecible?

Creo que todos diríamos la segunda.

La sandía actual no es producto de la ciencia de los transgénicos, esto ha sido un proceso lento de selección de las mejores semillas y mediante cruces entre variedades.

Pero el problema de todo ello, es que estos procesos suelen ser muy lentos y abarcar varias generaciones de agricultores.

La ciencia transgénica busca acelerar de forma dramática este proceso.

Se buscan, variedades más vistosas y productivas, resistentes a las sequías, al frío y a las enfermedades.

Todo ello puede ser ampliamente positivo para el medio ambiente, pudiendo asistir a la creación de cultivos que requieren menos espacio, menos pesticidas y menos agua.

Beneficiando en rentabilidad al agricultor y a las empresas productora de estas semillas modificadas genéticamente.

Pero pasa que durante estos años, se ha demonizado a esta ciencia a niveles sorprendentes.

Solo buscándola en internet, lo que aparece, son frutas siendo pinchadas por jeringuillas con contenido dudoso en laboratorios.

Los transgénicos son buenos

Como si estas funcionaran como un adicto a los esteroides.

Esto me parece ridículo y tonto a niveles extremos.

Esto se debe en parte, a empresas muy irresponsables y de prácticas mafiosas contra los agricultores, como Monsanto, la cual aprovechaba la propiedad intelectual de sus semillas, para embargar propiedades a agricultores endeudados que pensaban que sus semillas eran garantes de riqueza. No te dejaban cultivar el excedente al año siguiente.

Propondría que los gobiernos desarrollaran en laboratorio, semillas del pueblo y para la gente, bajo el dominio público, permitiendo que los agricultores rentabilizen su compra y les pertenezcan en ese momento.

Incluso dándolas gratis, en zonas agrícolas deprimidas.

Los impuestos que muchos gobiernos gastan en porquerías globalistas como la Agenda 2030, podrían invertirse en estos laboratorios.

Las empresas privadas deberían también desarrollar esta tecnología, dentro de un marco regulador antimonopolio.

Todas estas nuevas plantas, podrían conseguir revertir el cambio climático, siendo que esa tierra que ya no necesita ser cultivada, sea recuperada para el bosque y que todos esos pesticidas que no harán falta, preserven la biodiversidad, sobretodo de insectos.

Otro problema que puede ser más complejo, es la tentación por creaciones como el Roundup, son un arma de doble filo, ya que las plantas que hacen competencia a los cultivos transgénicos y buscan eliminarlos, se acabarán haciendo más resistentes.

La alternativa, es que la mayor rentabilidad de los agricultores y la menor extensión necesaria, permitirán más empleados que quiten estas plantas manualmente, y que los que ya trabajaban, todo ese tiempo que salvaban en fumigar y regar los cultivos, lo invertirán en la eliminación manual de estas plantas.

A las élites les interesan, que los gobiernos y empresas no inviertan en esta tecnología que puede ser revolucionaria, quieren que los agricultores no prosperen, quiebren y que el campo pase a manos de grandes conglomerados internacionales, aglutinando a la población en las ciudades, para que estos sean controlados y vigilados con más facilidad.

Debemos luchar y conservar la soberanía popular del campo, ya que si lo perdemos, perderemos también nuestra libertad.


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