Entre los numerosos escritos de Keynes existe un interesante artículo, poco conocido, que puede servir de referencia para nuestra política económica y que se titulaba: La Autosuficiencia Nacional, escrito en 1933 y publicado en la Yale Review, en plena crisis. Allí afirmaba: “Como la mayoría de los ingleses, he sido educado en el respeto del libre cambio”. Pero “mis esperanzas, mis preocupaciones y mis temores han cambiado”, en forma similar a lo que le ocurría a la mayor parte de su generación en el mundo entero. Ahora no estaba “persuadido de que los beneficios económicos de la división internacional del trabajo sean comparables a lo que fueron”, aunque un nivel elevado de especialización internacional continuaba siendo necesario en un mundo racional.
Sin embargo, para una gama de más en más extendida de productos industriales, e incluso agrícolas, Keynes no creía que las pérdidas económicas debidas a la autosuficiencia “sean superiores a las ventajas” que pueden obtenerse en el marco de una misma organización económica y financiera nacional. Y proclamaba: “Produzcamos en nuestro país cada vez que sea razonable y prácticamente posible, y sobre todo, hagamos lo necesario para que las finanzas sean nacionales”.
Parece un tema a estudiar…