Científicos del Centro de Salud
Humana para el Cerebro de la Universidad de Birmingham y el Instituto para la
Salud Mental buscaron las diferencias en la estructura del cerebro entre niños
con trastorno de conducta y niños sin
una conducta antisocial grave. El estudio incluyo igual número de niños y niñas. Cada
uno se sometió a una exploración cerebral utilizando resonancia magnética (RMN)
con tensor de difusión para examinar las diferencias en los tractos de fibra de
materia blanca, que transmiten señales entre diferentes áreas del cerebro. Una
de las mayores diferencias identificadas fue en el cuerpo calloso que conecta
los dos hemisferios del cerebro entre sí. Los resultados sugirieron que había
menos ramificación a lo largo de estas fibras, por lo que las conexiones entre los
lados izquierdos y derecho del cerebro fueron menos eficientes en jóvenes con
trastorno de conducta en comparación con el grupo de control. Los investigadores
encontraron que los niños y las niñas con trastorno de conducta mostraron las
mismas anomalías estructurales dentro de esta vía en el cerebro. Los científicos
también investigaron si ciertos comportamientos antisociales, como la agresión
o la reducción de la empatía o la culpa, estaban relacionados con los cambios
observados en la estructura cerebral. Encontraron que las diferencias en el
cuerpo calloso estaban relacionadas con un comportamiento insensible, que
incluía déficits en la empatía y una indiferencia hacia los sentimientos de
otras personas. La comprensión de cómo el cerebro está conectado en personas con
trastornos de conducta puede ayudar a diagnosticar la enfermedad con mayor
precisión y guiar el desarrollo de intervenciones efectivas en el futuro.