Revista Salud y Bienestar
El 80 por ciento de los hombres que maltratan a las mujeres con las que mantienen una relación sentimental presentan trastornos de personalidad, especialmente, compulsivos, según un estudio realizado sobre 217 agresores sometidos a tratamiento que han desarrollado el Instituto de Psicología Jurídica y Forense (PSIMAE) y la Universidad de Navarra. La investigación ha encontrado trastornos de personalidad en el 79,3 por ciento de la muestra, una cifra "muy elevada", a juicio de los autores, que, no obstante, "coincide con las obtenidas en otros estudios previos".
Por tipo de trastorno, destaca la prevalencia del trastorno compulsivo de la personalidad, que afecta al 61,3 por ciento de los agresores analizados, seguido del trastorno paranoide (30%) y del trastorno dependiente de la personalidad (28,1%).
Según el estudio, esto significa que seis de cada diez maltratadores tienen una conducta "muy controlada y perfeccionista". "Se trata de personas hiperexigentes en su entorno cercano, con gran temor a la desaprobación social y que utilizan muchos mecanismos de defensa para justificar sus actos o conductas", explica el estudio.
Asimismo, los hombres con este trastorno compulsivo de personalidad "tienen una gran dependencia externa y manifiestan una gran dificultad para la expresión de los sentimientos". "Todas estas características coinciden con las conductas observadas en los hombres maltratadores que acuden a consulta", concluyen los expertos.
No obstante, el informe revela que este trastorno no aparece de forma tan relevante en muestras anglosajonas, por lo que los autores plantean que las limitaciones del instrumento de medición o la influencia cultural pueden tener que ver con los resultados obtenidos.
El estudio indica que el perfil de personalidad más grave (mayor puntuación en todas las escalas del MCMI-II) es el de los agresores que están cumpliendo pena de prisión, quienes además, registran una mayor presencia de otros tipos de trastornos de personalidad, como el esquizotípico, el límite y el paranoide, lo que a juicio de los expertos, podría estar motivado por el propio entorno carcelario.
Con todo, concluye que la gravedad y la alta tasa de los trastornos de personalidad "parece estar relacionada con la mayor gravedad del maltrato y, por tanto, con el ingreso en prisión", tal y como señalan los autores, J. A. Echauri, J. Fernández-Montalvo, M. A. Martínez, y J.M Azcárate.
Es por ello que, a su juicio, "parece necesario tener en cuenta la presencia de alteraciones de personalidad en la evaluación clínica de los maltratadores, identificar subtipos específicos de agresores y desarrollar programas de evaluación e intervención adaptados a las características específicas que presentan los agresores que cumplen condena por violencia de género".
Por tipo de trastorno, destaca la prevalencia del trastorno compulsivo de la personalidad, que afecta al 61,3 por ciento de los agresores analizados, seguido del trastorno paranoide (30%) y del trastorno dependiente de la personalidad (28,1%).
Según el estudio, esto significa que seis de cada diez maltratadores tienen una conducta "muy controlada y perfeccionista". "Se trata de personas hiperexigentes en su entorno cercano, con gran temor a la desaprobación social y que utilizan muchos mecanismos de defensa para justificar sus actos o conductas", explica el estudio.
Asimismo, los hombres con este trastorno compulsivo de personalidad "tienen una gran dependencia externa y manifiestan una gran dificultad para la expresión de los sentimientos". "Todas estas características coinciden con las conductas observadas en los hombres maltratadores que acuden a consulta", concluyen los expertos.
No obstante, el informe revela que este trastorno no aparece de forma tan relevante en muestras anglosajonas, por lo que los autores plantean que las limitaciones del instrumento de medición o la influencia cultural pueden tener que ver con los resultados obtenidos.
El estudio indica que el perfil de personalidad más grave (mayor puntuación en todas las escalas del MCMI-II) es el de los agresores que están cumpliendo pena de prisión, quienes además, registran una mayor presencia de otros tipos de trastornos de personalidad, como el esquizotípico, el límite y el paranoide, lo que a juicio de los expertos, podría estar motivado por el propio entorno carcelario.
Con todo, concluye que la gravedad y la alta tasa de los trastornos de personalidad "parece estar relacionada con la mayor gravedad del maltrato y, por tanto, con el ingreso en prisión", tal y como señalan los autores, J. A. Echauri, J. Fernández-Montalvo, M. A. Martínez, y J.M Azcárate.
Es por ello que, a su juicio, "parece necesario tener en cuenta la presencia de alteraciones de personalidad en la evaluación clínica de los maltratadores, identificar subtipos específicos de agresores y desarrollar programas de evaluación e intervención adaptados a las características específicas que presentan los agresores que cumplen condena por violencia de género".
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