Los trastornos psicosomáticos

O cómo interpretar los mensajes que te envía tu cuerpoComo decíamos en el post dedicado al síndrome del ama de casa (ir) nuestro cuerpo está diseñado para avisarnos con dolencias físicas cuando no hacemos caso de las señales que nos manda el cerebro ¡Qué sabia es la naturaleza que tiene un plan B para cuando nos rebelamos contra ella!
Sí, porque cuando tenemos algún trastorno psíquico y no nos damos cuenta, nuestro cuerpo nos avisa a través de estas dolencias físicas, lo que llamamos
 trastornos psicosomáticos 
Además, ocurre que nuestra mente elige el órgano a través del cual emitir ese mensaje. Y esto es así porque cada dolencia psíquica provoca desequilibrios energéticos y funcionales que acaban por repercutir en nuestro cuerpo.
¿Sabías que…
Las personas con problemas de estrés, con tendencia a la ira y la irritabilidad, y las personas muy temerosas, son propensas a padecer problemas de hipertensión.En condiciones normales, ante cualquier amenaza, el cuerpo se prepara para la acción enviando sangre a los músculos, emitiendo una respuesta de ataque o de huida. Una vez pasada la situación de “emergencia” los vasos sanguíneos y el corazón deberían relajarse y la presión arterial debería disminuir. Si no es así, quizá estés acumulando demasiada ira o sientes miedos que no te atreves a exteriorizar: eres como una bomba de relojería a punto de estallar.
Las personas hiperresponsables son más propensas a padecer dolores de espalda. Sus preocupaciones son la pesada carga con que hacen trabajar de más a la espalda, provocándole esos espasmos y contracturas musculares que oprimen la columna vertebral, especialmente en la zona lumbar.Si este es tu caso, deberás tratar de no asumir más tareas de las que te corresponden, y de recompensarte cada día por el trabajo realizado con un buen masaje o simplemente utilizando alguna técnica de relajación para ayudar a tu musculatura a volver a la posición normal. Si acumulas los dolores en la zona dorsal, deberás practicar la respiración diafragmática (ver aquícómo) porque te ayudará a expandir la caja torácica liberando los músculos y calmando esa sensación de angustia y opresión en el pechoSi en cambio, tu zona vulnerable está en el cuello, te reto a que cada vez que sientas ese dolor hagas un repaso de las cosas que han ocurrido momentos antes porque es muy probable que la causa de dicho dolor esté en algún disgusto, en algo que de forma repentina te ha irritado o te ha provocado una sensación desagradable. 
Quizá deberías aprender a no tomarte ciertas cosas tan a pecho.
Las personas muy temerosas con tendencia a pensar demasiado (ver este post) también suelen padecer problemas circulatorios que se manifiestan en manos y pies fríos. Los nervios que controlan el diámetro de las arterias se contraen impidiendo que la sangre fluya normalmente hacia las extremidades, de la misma manera que tu mente se bloquea rumiando una y otra vez ideas que tampoco terminan de fluir.Tu personalidad “encorseta” tu mente de la misma manera que “encorseta” tus venas.
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