Revista Salud y Bienestar
Los tratamientos antiangiogénicos y las terapias dirigidas se erigen como nueva opción trapéutica frente al cáncer de ovario
Por Fat
El cáncer de ovario afecta a cinco mujeres por cada 100.000. Pese a su baja incidencia, se sitúa como la quinta causa de muerte por cáncer entre las mujeres españolas. Sin embargo, en los últimos años los resultados clínicos obtenidos con la terapia con fármacos antiangiogénicos postulan esta estrategia como uno de los tratamientos más novedosos en pacientes con cáncer de ovario. Así lo han puesto de manifiesto los cerca de 500 especialistas reunidos estos días en Madrid con motivo del III Congreso Internacional sobre Cáncer Ginecológico, organizado por el MD Anderson Cancer Center Madrid y The University of Texas MD Anderson Cancer Center de Houston.
Los tumores requieren la formación de nuevos vasos sanguíneos para poder crecer y extenderse. En este complejo fenómeno, que se denomina neoangiogénesis, participan diferentes tipos de células y proteínas estimuladoras, como el factor de crecimiento vascular endotelial. "Para hacer frente a este fenómeno, a día de hoy existen los denominados fármacos antiangiogénicos que pueden bloquear este proceso", explica el Dr. Antonio González Martín, jefe del Servicio de Oncología del MD Anderson Cancer Center Madrid, quien continúa: "bien mediante anticuerpos monoclonales, como bevacizumab, que bloquea el factor de crecimiento vascular endotelial; mediante moléculas que inhiben este proceso desde dentro de la célula, como los inhibidores de tirosina kinasa; o bien mediante una nueva generación de moléculas como los peptibodies que bloquean la angiopoyetina".
A este respecto, dos estudios publicados recientemente en el New England Journal of Medicine, con más de 3.000 pacientes, han demostrado la eficacia de la terapia antiangiogénica en cáncer de ovario. El empleo de bevacizumab asociado a quimioterapia, seguido de un periodo de tratamiento con bevacizumab, ha revelado un incremento del tiempo libre de progresión de la enfermedad. En palabras del Dr. González: "estamos ante un hecho muy importante. No solo porque en los últimos 15 años no habíamos observado ningún avance en el tratamiento del cáncer de ovario, al margen de la terapia intraperitoneal, sino porque es la prueba del valor del tratamiento antiangiogénico en este tipo de cáncer, lo que nos anima a seguir investigando".
Aunque estos dos estudios son claros en sus resultados, "también marcan el reto de conocer cómo optimizar el uso de este fármaco", avanza el Dr. González. A raíz de estos datos, se han comenzado a desarrollar varios ensayos clínicos para determinar aspectos como la duración óptima del tratamiento (los dos ensayos el fármaco se administró durante un tiempo de entre 12 y 15 meses), puesto que es posible que una duración más prolongada se asocie a una mayor eficacia.
Otras líneas abiertas de investigación son el conocimiento de biomarcadores predictivos de respuesta que permitan conocer qué pacientes van a obtener el máximo beneficio de los nuevos fármacos o también, la combinación con otras estrategias de tratamiento como las dosis densas de quimioterapia.
En este campo, el Dr. González ha coordinado el estudio internacional OCTAVIA, que combina la administración de bevacizumab con dosis densas de paclitaxel. Tras la presentación de los primeros resultados en ESMO 2011, que indicaban que esta combinación era factible sin un aumento de los efectos adversos esperados, los datos maduros se presentarán durante el 48 Congreso de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO).
-Nuevos retos de la quimioterapia
El esfuerzo de cooperación internacional a la hora de buscar mejores tratamientos basados en quimioterapia no ha dado, por el momento, todos los frutos esperados. Sin embargo, técnicas como la quimioterapia intraperitoneal han tenido un éxito importante al demostrar un incremento de la supervivencia de las pacientes. "Con esta técnica el tratamiento se administra directamente en la cavidad peritoneal mediante un catéter, lo que supone una mayor complejidad en la administración y un aumento considerable de los efectos adversos. Por eso, su uso se ha limitado a pacientes muy seleccionadas y, en la actualidad, solo se realiza en centros de referencia con equipos multidisciplinares bien entrenados", advierte el Dr. González.
En los últimos años, se han producido diversos avances en la cirugía y en el tratamiento médico con quimioterapia basada en paclitaxel y carboplatino que también han permitido un incremento en la supervivencia de las pacientes con cáncer de ovario. Sin embargo, la supervivencia a largo plazo de las pacientes en estadios avanzados es aún inferior al 50%. Por esta razón, los especialistas inciden en la necesidad de desarrollar nuevas estrategias de cribado y nuevas terapias que ayuden a mejorar el pronóstico de la enfermedad.
Los tumores requieren la formación de nuevos vasos sanguíneos para poder crecer y extenderse. En este complejo fenómeno, que se denomina neoangiogénesis, participan diferentes tipos de células y proteínas estimuladoras, como el factor de crecimiento vascular endotelial. "Para hacer frente a este fenómeno, a día de hoy existen los denominados fármacos antiangiogénicos que pueden bloquear este proceso", explica el Dr. Antonio González Martín, jefe del Servicio de Oncología del MD Anderson Cancer Center Madrid, quien continúa: "bien mediante anticuerpos monoclonales, como bevacizumab, que bloquea el factor de crecimiento vascular endotelial; mediante moléculas que inhiben este proceso desde dentro de la célula, como los inhibidores de tirosina kinasa; o bien mediante una nueva generación de moléculas como los peptibodies que bloquean la angiopoyetina".
A este respecto, dos estudios publicados recientemente en el New England Journal of Medicine, con más de 3.000 pacientes, han demostrado la eficacia de la terapia antiangiogénica en cáncer de ovario. El empleo de bevacizumab asociado a quimioterapia, seguido de un periodo de tratamiento con bevacizumab, ha revelado un incremento del tiempo libre de progresión de la enfermedad. En palabras del Dr. González: "estamos ante un hecho muy importante. No solo porque en los últimos 15 años no habíamos observado ningún avance en el tratamiento del cáncer de ovario, al margen de la terapia intraperitoneal, sino porque es la prueba del valor del tratamiento antiangiogénico en este tipo de cáncer, lo que nos anima a seguir investigando".
Aunque estos dos estudios son claros en sus resultados, "también marcan el reto de conocer cómo optimizar el uso de este fármaco", avanza el Dr. González. A raíz de estos datos, se han comenzado a desarrollar varios ensayos clínicos para determinar aspectos como la duración óptima del tratamiento (los dos ensayos el fármaco se administró durante un tiempo de entre 12 y 15 meses), puesto que es posible que una duración más prolongada se asocie a una mayor eficacia.
Otras líneas abiertas de investigación son el conocimiento de biomarcadores predictivos de respuesta que permitan conocer qué pacientes van a obtener el máximo beneficio de los nuevos fármacos o también, la combinación con otras estrategias de tratamiento como las dosis densas de quimioterapia.
En este campo, el Dr. González ha coordinado el estudio internacional OCTAVIA, que combina la administración de bevacizumab con dosis densas de paclitaxel. Tras la presentación de los primeros resultados en ESMO 2011, que indicaban que esta combinación era factible sin un aumento de los efectos adversos esperados, los datos maduros se presentarán durante el 48 Congreso de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO).
-Nuevos retos de la quimioterapia
El esfuerzo de cooperación internacional a la hora de buscar mejores tratamientos basados en quimioterapia no ha dado, por el momento, todos los frutos esperados. Sin embargo, técnicas como la quimioterapia intraperitoneal han tenido un éxito importante al demostrar un incremento de la supervivencia de las pacientes. "Con esta técnica el tratamiento se administra directamente en la cavidad peritoneal mediante un catéter, lo que supone una mayor complejidad en la administración y un aumento considerable de los efectos adversos. Por eso, su uso se ha limitado a pacientes muy seleccionadas y, en la actualidad, solo se realiza en centros de referencia con equipos multidisciplinares bien entrenados", advierte el Dr. González.
En los últimos años, se han producido diversos avances en la cirugía y en el tratamiento médico con quimioterapia basada en paclitaxel y carboplatino que también han permitido un incremento en la supervivencia de las pacientes con cáncer de ovario. Sin embargo, la supervivencia a largo plazo de las pacientes en estadios avanzados es aún inferior al 50%. Por esta razón, los especialistas inciden en la necesidad de desarrollar nuevas estrategias de cribado y nuevas terapias que ayuden a mejorar el pronóstico de la enfermedad.
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