Artículo de Bassam Tawil originariamente publicado en Gatestone Institute:
- Cuando Hamas y la Jihad Islámica Palestina hablan de “pagar un precio político”, se refieren a las demandas de que los grupos terroristas palestinos depongan sus armas, detengan los ataques terroristas contra Israel y abandonen su sueño de eliminar a Israel. Estos son términos, por supuesto, a los que ningún grupo terrorista palestino jamás podría acceder.
- Aceptar tales condiciones los haría verse mal ante los ojos de sus partidarios, quienes luego los acusarían de traicionar a los árabes y musulmanes al no cumplir con su promesa de destruir a Israel. En lo que respecta a estos grupos, mantener sus armas es tremendamente más importante que mejorar las condiciones de vida de los palestinos en la Franja de Gaza.
- Para ser claros: cuando los grupos terroristas palestinos hablan de “resistencia”, se están refiriendo a ataques terroristas contra Israel. Estos incluyen atentados suicidas con bombas, lanzando cohetes hacia Israel y lanzando dispositivos explosivos y bombas incendiarias contra soldados y civiles israelíes. Estos grupos no creen en ninguna forma de protesta pacífica y no violenta. Para ellos, solo hay una opción realista para lograr su objetivo de destruir a Israel: la lucha armada.
- ¿Por qué los grupos terroristas palestinos están llevando a cabo conversaciones indirectas con Israel para alcanzar un nuevo acuerdo de tregua en la Franja de Gaza bajo los auspicios de Egipto y la ONU? La respuesta es simple. Quieren una tregua, o un período de calma, para que puedan seguir preparándose para la próxima guerra contra Israel sin tener que preocuparse por las operaciones militares israelíes.
¿Qué quiere decir Hamás, la organización terrorista palestina que gobierna la Franja de Gaza, cuando dice que “no pagará ningún precio político” a cambio de un acuerdo de tregua con Israel? Respuesta: que no va a reconocer a Israel, que no va a renunciar al sueño de eliminar a Israel y que no se va a desarmar.
En las últimas semanas, distintos líderes y portavoces de Hamás han insistido en que su organización no hará ninguna concesión política como parte de un acuerdo de tregua con Israel. Mientras, Egipto y Naciones Unidas siguen intentando alcanzar una tregua que ponga fin a la violencia a lo largo de la frontera entre Gaza e Israel.
“Queremos una decisión que ponga fin al bloqueo en la Franja de Gaza”, dijo el líder de Hamás, Ismaíl Haniyeh, en un reciente discurso para conmemorar el trigésimo aniversario de la fundación de su organización. “Pero el acuerdo que se alcance para poner fin al bloqueo no será a cambio de un precio político”.
Varios líderes de Hamás y de la Yihad Islámica Palestina (YIP), la segunda organización terrorista más grande de la Franja, se hicieron eco de las palabras de Haniyeh. En una entrevista con el periódico gazatí Al Istiklal, el dirigente de la YIP Nafez Azam afirmó que los egipcios y la ONU estaban cerca de fraguar una tregua que no exija que las organizaciones terroristas palestinas “paguen un precio político”.
Cuando Hamás y la YIP hablan de pagar un precio político se refieren a las exigencias (de Israel y de numerosos miembros de la comunidad internacional) de que las organizaciones terroristas palestinas depongan las armas, cesen en sus ataques a Israel y renuncien a su sueño de eliminar a Israel y sustituirlo por un Estado islámico. Por supuesto, estos son términos que jamás podrían aceptar, ni siquiera a cambio de que se levante el bloqueo sobre Gaza o del envío de ayuda económica y humanitaria para los dos millones de palestinos que viven en el enclave costero. Hacerlo les haría quedar mal ante sus financiadores, que después las acusarían de traicionar a los árabes y a los musulmanes por no cumplir su promesa de destruir a Israel.
Cualquiera que crea que Hamás, la YIP o cualquier otra organización terrorista accedería alguna vez a desarmarse vive en una ilusión. Es impensable. Para ellas, conservar las armas es mucho más importante que mejorar las condiciones de vida de los gazatíes.
“No entregaremos nuestras armas a la Autoridad Palestina, que [en la Margen Occidental] se coordina en materia de seguridad con Israel”, dijo el dirigente de Hamás Ahmer Bahr en un reciente sermón del viernes en Gaza. “Las armas de la resistencia son las armas legítimas que se utilizarán para restablecer nuestros derechos y liberar nuestras tierras. La opción de la resistencia es la única y más corta vía para liberar nuestra tierra y recuperar nuestros derechos”. Cuando la organización terrorista habla de “resistencia” se está refiriendo a los ataques terroristas contra Israel, que comprenden los atentados suicidas y el lanzamiento de cohetes, morteros, artefactos explosivos y bombas incendiarias contra soldados y civiles israelíes.
Estas entidades no creen en ninguna forma de protesta pacífica y no violenta. A su juicio, la única opción realista para alcanzar su objetivo de destruir a Israel es la lucha armada.
Cualquiera que crea que Hamás o cualquier otra organización terrorista accedería a abandonar su ideología extremista a cambio de aliviar las restricciones económicas que pesan sobre Gaza está viviendo en un mundo de fantasía. La suya es una ideología que declara abiertamente que los judíos no tienen derecho a vivir en un Estado soberano e independiente en lo que muchos perciben como una “tierra de propiedad musulmana”. La carta fundacional de Hamás lo deja meridianamente claro:
El Movimiento de Resistencia Islámica cree que la tierra de Palestina es un un ‘waqf’ islámico consagrado a las futuras generaciones musulmanas hasta el Día del Juicio Final. No ha de ser dilapidado, ni siquiera una parte del mismo; y no puede ser entregado.
Hay que reconocer que, en cuanto se les presenta la oportunidad, Hamás y sus aliados en Gaza recuerdan al mundo que su objetivo último es “liberar toda Palestina”, desde el mar Mediterráneo hasta el río Jordán: el área exacta de Israel. “La resistencia palestina tiene un ejército real cuya misión es liberar toda Palestina”, aseveró Mahmud Zahar, alto mando de Hamás. “Con la voluntad de Alá, ese ejército llegara a Jerusalén”.
Entonces, ¿por qué las organizaciones terroristas palestinas están en conversaciones indirectas con Israel para alcanzar una tregua en Gaza, bajo los auspicios de Egipto y la ONU? La respuesta es simple. Quieren una tregua, un periodo de calma, que les permita seguir preparándose para la siguiente guerra contra Israel sin tener que preocuparse por las operaciones militares israelíes.
Las organizaciones terroristas palestinas ven la tregua propuesta como una medida temporal que les permitirá seguir introduciendo armas ilegalmente en Gaza y construir nuevos túneles para infiltrarse en Israel y matar al mayor número posible de civiles y soldados israelíes. Quieren que Israel suavice las restricciones sobre la Franja para poder seguir lanzando ataques terroristas contra los israelíes sin tener que deponer las armas o abandonar su ideología radical y maléfica.
Las organizaciones terroristas palestinas son al menos sinceras sobre sus verdaderas intenciones. No ocultan su deseo de destruir a Israel y matar al mayor número de israelíes posible. A Hamás y a sus aliados no les importa el bienestar de la población de Gaza. Están decididos a combatir Israel hasta el último de los palestinos.
Es hora de que todos los involucrados en los esfuerzos por alcanzar una tregua en Gaza escuchen lo que están diciendo las organizaciones terroristas palestinas. El mensaje es muy claro: no reconoceremos el derecho de Israel a existir, no renunciaremos a nuestro sueño de eliminar a Israel y no depondremos nuestras armas.
El artículo original puede leerse íntegramente en inglés en este enlace
Imagen de cabecera: Terroristas de Hamas, armados con granadas propulsadas por cohetes, desfilan en la Franja de Gaza, 20 de julio de 2017. (Foto de Chris McGrath / Getty Images)