Revista Cine
Ningún tipo de lección, clase, manual, texto o demás contenedores de conocimiento sobre crítica cinematográfica podrán sintetizar mejor de lo que ya lo hace por sí mismo los sentimientos que provoca el título traducido al castellano de una comedia familiar. El proceso interno que cualquier persona realiza al leer Los tres reyes malosaporta más información real sobre de qué va realmente la película que cualquier cosa que yo les pueda contar ahora mismo.
Esto no es necesariamente malo. Vamos, sería muy ingenuo pensar que si a nivel de ventas que una película pase de llamarse The night before a Los tres reyes malos no funcionase, alguna distribuidora empeñada lo seguiría haciendo. En absoluto, en el título reconocemos fórmulas que nos indican que esperar: una comedia que no trasciende pero que entretiene, unos personajes vistos pero cercanos, además de una historia aparentemente ingenua pero con moraleja final reconfortante.
Así que lo mínimo que se le puede pedir a la cinta es no que sea estupenda y nos emocione, sino que no naufrague y nos decepcione. Como decía Will Smith en Hitch:
"tu trabajo ya no consiste en conseguir gustarle, tu trabajo consiste en no mandarlo todo al carajo"
Pues esta comedia se mantiene a flote de muy buena forma, al menos en su versión original. Tras 50/50 , título aparentemente inofensivo pero en el que se mostraban las dotes narrativas y de dirección de actores del realizador Jonathan Levine, esta comedia tiene dos grandes pilares: unos personajes muy bien definidos y un ritmo que si bien pretende funcionar más por forzada acumulación que por fluida concatenación, al más puro estilo Family Guy, consigue una y otra vez la carcajada.
Hay un par de estructuras que se denotan vagas, como la enésima inclusión de referencias al Cuento de Navidad de Charles Dickens (navidades presentes, pasadas y futuras). Pero el ingenio del equipo sabe camuflarlas y para no fijarnos en ellas, se atreve a colocar a Michael Shannon (Take Shelter, Mud, El hombre de acero) en el papel de un misterioso camello. Si a esto le unes un poco de ilusión navideña y un poco de sintonía personal con lo que en la cinta se presenta, (cambio de vida, búsqueda de identidad personal o religiosa, inseguridades), no se me ocurre una mejor forma de pasar la tarde que con Los tres reyes malos.
En una frase: pásatelo bien.