Recorriendo Italia nunca imaginaríamos encontrar un sitio como Alberobello (que en español significaría: “árbol bello”). Este recóndito lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a sus construcciones del todo insólitas: los “Trulli”, edificios blancos que tienen forma de cono y se distribuyen por todas las callejuelas de la ciudad.
El trullo se construye con piedras calcáreas y lo más llamativo son sus tejados cónicos. Cada casa normalmente asume una forma cuadrada, con gruesas paredes donde una piedra encaja a la perfección con la otra sin la ayuda de la argamasa. Como si aún este panorama no fuese suficientemente extraño, deberás levantar la vista para que te percates que los techos están decorados con símbolos blancos de significado misterioso. Dentro, como se puede intuir, la estructura es muy sencilla: una estancia central y pequeñas habitaciones separadas por arcos.
Lo cierto es que solo mirando atrás en el tiempo podremos comprender el por qué de tan insólitas construcciones. En el siglo XV el Reino de Nápoles lanzó un edicto según el cual todos los asentamientos nuevos debían pagar ciertos impuestos. Por esta razón, las personas pensaron en crear una construcción que pudiese ser demolida con facilidad pero que a la misma vez fuese suficientemente sólida. El resultado son los Trulli.
Recorriendo sus calles podrás percatarte que existen Trulli de diferentes terminaciones y tamaños. Así, podrás encontrarte con el Trullo Soberano, el mayor del pueblo que hoy funge como museo y que incluso posee dos pisos. Actualmente también se realizan allí espectáculos teatrales y en algunas noches resuenan las notas del jazz.
Entre el entramado de techos cónicos, mantén la vista atenta para que divises el curioso Trullo Siamés. Aunque el que no te pasará por alto es el de la Iglesia de San Antonio cuya cúpula sobrepasa los 20 metros.
Como punto final y curiosidad les apunto que hoy algunos de estos Trulli están en venta.
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