Las ínfulas belicosas de Francisco Franco le llevaron a planear entrar en la Segunda Guerra Mundial para combatir al lado de la Alemania de Hitler y sus aliados del Eje. Y para apoyar al régimen nazi el caudillo ideó ejecutar un enorme laberinto de túneles secretos y fortificaciones bajo el antiguo cuartel de la Armada Manuel Lois de Tamaraceite, ubicado en Gran Canaria. Con 7.000 metros cuadrados de intrincadas galerías, este espectacular complejo subterráneo serviría de polvorín, sala de almacenamiento de torpedos y hasta de base de suministros para submarinos. Es una de las construcciones militares de los años 40 más grandes de Gran Canaria y, por derecho propio, uno de los lugares con mayor historia de las Islas Afortunadas.
En una zona yerma y semidesértica, entre la Playa del Hombre y Taliarte, bajo las laderas que rodean el cauce del barranco de Tamaraceite en su camino hacia el Auditorio sobreviven los restos del régimen franquista en las Canarias. El general montó en 1941 una batería con tres cañones Krup de origen alemán en una zona que también se disputaban los británicos, que buscaban una base para sus navíos a falta de Gibraltar. Aquellos cañones eran piezas de tiro rápido, que podían disparar a blancos móviles proyectiles de 64 kilos de peso y con un alcance de 23 kilómetros.
Uno de los túneles secretos construidos por el franquismo en Gran Canaria.
Los casi 8.000 kilómetros de este entramado de túneles escondían una central eléctrica, un almacén de torpedos, un polvorín doble, dos polvorines simples, un almacén de artificios y un almacén de minas. Los pasillos con paredes de hormigón permitían la circulación de camiones que descargaban en muelles hasta los que llegaban los raíles de las vagonetas. Las mercancías bélicas se disponían en enormes salas de 12 metros de ancho y 50 de largo que permitían almacenar dichos proyectiles.
Su interior conserva los vestigios de su pasado. Las grandes puertas acorazadas que cierran los polvorines y hasta generadores de electricidad en desuso (que no eran más que antiguos motores reciclados de submarinos) pueden ser apreciados por el viajero. Hoy están abandonados y dejados de la mano de Dios. Desde fuera, el propio viajero puede apreciar las bocas horadadas en la roca que dan comienzo a los túneles, dotados de ventilación natural y donde la temperatura permanece constante en los 15 grados centígrados.
Entradas a los túneles en el antiguo cuartel Manuel Lois.
Una de las estancias más curiosas del búnker es uno de los túneles llamado Polvorín Subterráneo para Artificios. En forma hache dispone de cuatro casetas o celdas que tenían como finalidad permitir la manipulación aislada de explosivos. Otra de ellas, el polvorín de la zona D2, de 700 metros de largo, tiene cuatro habitaciones que se comunicaban entre sí por unos pasillos en forma de equis, en cuyo nexo de unión había una chimenea de ventilación que atraviesa la montaña en vertical y deja fuera de la elevación una curiosa forma que es visible desde el fondo del barranco.
La funcionalidad de esta especie de búnker subterráneo esconde los secretos constructivos que se desplegaron en Europa a partir de la I Guerra Mundial, y que alcanzaron su máximo apogeo a partir de la II Guerra Mundial y con la posterior Guerra Fría con ejemplos como la popular Línea Maginot (desde Bélgica hasta Suiza haciendo frontera con Alemania) o el mismo Gibraltar. Franco no solo fortificó las Canarias. También hizo lo propio en los Pirineos con la denominada Línea P.
Generadores abandonados también se almacenan en este enclave canario.
Pese al fin del nazismo, el sueño militar de Franco de la base de submarinos se prolongó hasta el 15 de diciembre de 1947, fecha en la que se aprobó un presupuesto que quedó finalmente en papel. La derrota de Hitler cambió el escenario, sobre todo porque el ejército español carecía de capacidad tecnológica y financiera para afrontar la construcción de los submarinos. Estados Unidos tampoco mostró interés por establecer una base militar en las Canarias, por lo que el antiguo cuartel quedó como almacén de explosivos en abandono.
Más abajo del antiguo cuartel militar de Lois existen otros puntos de interés para el viajero. Uno de ellos es el pozo de agua de Los Martinón, uno de los más antiguos de Gran Canaria. Cerca de los respiraderos de los túneles sobresalen los huecos de las Cuevas del Rey, unos asentamientos prehispánicos protegidos de notable valor arqueológico.
Dónde dormir: Hotel Parque Las Palmas; Calle del Muelle las Palmas, 2; Las Palmas de Gran Canaria (Gran Canaria); teléfono: 928368000.
Dónde comer: Restaurante Clandestino; Calle Doctor Miguel Rosas, 8; Las Palmas de Gran Canaria (Gran Canaria); teléfono: 928229603.