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Hace ya algún tiempo que apareció por aquí el último comentario sobre cine, una actividad que teníamos un poco dejada de lado. Estas últimas vacaciones, teniendo en cuenta lo buen tiempo que tuvimos, fui dos veces al cine, así que el comentario de hoy es sobre una de las películas que vimos. La otra, “G.I. Joe: la venganza” no es más que un mero entretenimiento del que poco más se puede decir que eso, pero la verdad es que la cartelera tampoco dejaba demasiado margen a la elección. Tampoco somos demasiado aficionados al cine español, pero vimos el trailer y nos llamó la atención. Relacionado con esto, un pequeño inciso. A ver si los encargados de montar los trailers se cuidan un poco. Últimamente casi no hace falta ni ver la película, con verlo casi te llega porque prácticamente todo lo importante o central de la historia aparece en él. El trailer no debería de ser más que un reclamo, una forma de llamar la atención del espectador para que vaya a ver la cinta, pero es algo que casi te puedes ahorrar, porque salvo el final te lo cuentan casi todo. Fuimos a ver “Los últimos días”, cine español con vocación internacional que no está nada mal. Por algún lado leí que ahora hablan de hacer cine a la americana, una afirmación que no me gusta demasiado. Yo prefiero pensar en que están haciendo un cine que se puede exportar, que cualquier espectador de casi cualquier sala del mundo puede ver y disfrutar con él. Creo que incluso los espectadores de aquí estábamos un poco cansados de ver casi siempre lo mismo y si quieren que la gente asista a las salas tienen que pensar en hacer cosas algo más entretenidas y que llamen a otro tipo de espectador. En estos últimos años hubo una serie de historias que responden a géneros como la acción, el terror o la ciencia ficción, géneros que no aparecían demasiado por las salas con firma española. Están apareciendo nuevos y jóvenes directores que, normalmente con financiación en su mayor parte extranjera o con actores de fuera, están consiguiendo abrir puertas que hasta ahora estaban cerradas.
Estamos en Barcelona en la época actual. La historia se centra en dos personajes, que son los que llevarán el peso de la misma. Por un lado tenemos a Marc, un joven que trabaja en una empresa de software en la que pasa más horas que en su casa, donde lo espera Julia, su pareja, que trabaja en una juguetería de un centro comercial. Por otro lado tenemos a Enrique, un ejecutivo de alto nivel que es el encargado de hacer funcionar empresas, de apretar las tuercas a los trabajadores y de echar a aquellos de los que pueden prescindir. Dos personajes completamente distintos que nunca pensaron que podrían tener algún tipo de relación y mucho menos que iban a pasar una verdadera, violenta y peligrosa aventura. Algo raro está pasando en todo el mundo, gente que tiene pánico a salir de casa, suicidios y extraños fenómenos. Algo hay en el aire que provoca que la gente sufra una grave especie de ataques de agorafobia que terminan con la muerte cuando se atreven a salir al exterior. Ante esto todos se ven obligados a vivir en sus casas, iglesias, hospitales o el lugar en donde les cogiera el momento en el que todo el mundo se ve afectado. A Marc y Enrique los encontraremos en el edificio en el que el primero trabaja y el segundo es el encargado de los ajustes de personal. Enrique es un hombre duro, seco e individualista, que va a lo suyo sin pensar en nadie más, capaz de pisar a cualquiera y de pasar por encima de cualquiera con tal de conseguir lo que quiere. En cierto momento Marc descubre que Enrique tiene un GPS y decide hablar con él, pedirle su ayuda o colaboración para intentar salir de allí. Marc quiere ir a su casa, quiere ver si Julia aún está allí y recuperarla. Enrique tiene un objetivo distinto, quiere salir de allí también, pero su idea es ir a la zona de la Villa Olímpica. Cada uno tiene cosas que el otro quiere y consiguen llegar a un acuerdo bueno para los dos, pero tan débil como el momento en el que viven. Así empezará un viaje por los túneles del metro, las alcantarillas y el subsuelo de la ciudad. Unos lugares llenos de gente, de personas desesperadas que no se atreven a salir y se alimentan de lo que pueden. Grupos violentos, gente perdida, de todo se encontrarán en esa especie de odisea por la Barcelona subterránea.
El peso de la historia recae en los dos actores principales y son ellos los que llevan la voz cantante en todo momento. Enrique está interpretado por José Coronado, para mí uno de los mejores actores, sobre todo en cierto tipo de papeles, del panorama español. Creo que la primera vez que me aficioné a él fue viendo una serie española de hace ya unos cuantos años y que no estaba nada mal, “Periodistas”. Últimamente especializado en papeles de hombre duro y algo violentos, impecable en “No habrá paz para los malvados” o “La caja 507” por ejemplo. Aquí sigue en esa línea y me gustó mucho el papel que interpreta en todos los sentidos, los gestos, las caras, la voz, siempre convincente y llenando la pantalla con su presencia, tanto que cuando no aparece parece que falta algo y la película pierde un poco. El otro papel principal, el de Marc, está interpretado por Quim Gutiérrez, un actor que empezó en series de la televisión catalana y que ahora está haciendo algo de cine. No lo había visto antes y me gustó por momentos, un poquito irregular desde mi punto de vista. Tiene escenas realmente buenas y otras, sobre todo en cuanto a matices de voz que me dejaron un poco más frío, pero aún así está bien también. El otro papel con una cierta relevancia, aunque mucho menor, es el de Julia, que es la actriz Marta Etura. Las pocas escenas que tiene las resuelve muy bien.
Los directores de la historia son además los guionistas, los hermanos Álex y David Pastor. Dos jóvenes directores y escritores de los que no había oído hablar demasiado. Después de varios cortos, su primera película fue “Infectados” (2009) que no he visto pero que sigue la línea de cine de ficción y terror. La de hoy es su segunda historia larga y viendo el éxito que está teniendo y su posible salida internacional no creo que sea la última. La historia está bien llevada, con los momentos justos de tensión insertados cada poco a lo largo de la misma. Las escenas de acción son las justas y están bien rodadas e incluso tenemos alguna sorpresa inesperada. Quizá lo único que no me apasionó fue un uso algo exagerado del flash-back. Nos van a contar la historia con continuos saltos hacia atrás en el tiempo para que vayamos entendiendo lo que está pasando pero en alguna ocasión alguno de ellos en lugar de explicar hace que caiga en una cierta repetición. Las escenas más impactantes y logradas son las de una Barcelona vacía, desolada y en un camino hacia la destrucción que no parece tener vuelta atrás. El uso de los efectos especiales creo que está hecho en su justa medida, sin dominar por encima de la historia. Creo que en general han hecho un buen trabajo y me los anotaré para estar pendiente de sus futuras producciones.
La película nos gustó bastante. En algunas críticas he leído opiniones de todo tipo. Algunos le achacan un exagerado uso de ciertos tópicos de historias parecidas, algo que puede ser cierto, pero que tampoco me parece un defecto en sí mismo. Es más, creo que tiene una buena mezcla entre ciertos planteamientos originales y el uso de caminos ya conocidos, algo que puede quedar también en el terreno del homenaje a clásicos del género apocalíptico. Otros hablan de fallos en el guión o de cosas poco lógicas o creíbles, lo que también es cierto, pero que alguien me diga qué historia de este tipo no los tiene. Ninguna de ellas soportaría un análisis en profundidad de algo que, en el fondo, no tiene más intención que la de entretener al espectador. Y eso es algo que consigue, nos tuvo entretenidos, atentos, tensos y pendientes de la historia, algo que va en su favor. Quizá se eche de menos algo más de desarrollo, algún personaje más con algo de peso o algunas ideas que podrían haberse alargado un poco más para darle un poco más de peso a la cinta, pero es lo que hay y tal cual es nos gustó.
Yo la recomiendo a los aficionados al género, no creo que les vaya a decepcionar. Creo que es un buen paso hacia una cinematografía algo distinta a lo habitual y que puede hacer que cierto tipo de público que escapa de las salas simplemente por ser española vuelva a ellas.