Revista Opinión

Los últimos días del reinado de Marcial Maciel (Purificación y Reforma)

Por Beatriz

autor: blog Agua Viva
Estoy en contra de leyendas rosas. Lo dijo Jesucristo: El Reino de los cielos se parece a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. En la Iglesia somos muchos los que por el bautismo le pertenecemos a Cristo, pero no todos viven conforme a sus enseñanzas. Desde los inicios del cristianismo la traición se hizo presente por unas monedas y esto no detuvo a la Iglesia porque tiene sus ojos puestos en Jesucristo, no en hombres que pasan y dejan buenos o malos recuerdos....
Que no vengan los ateos anticlericales a decir que los católicos somos unos hipócritas porque si de crímenes se trata podríamos citar al sanguinario Polpot y al cruel Stalin, dos hombres 'sin Dios'.  Que tampoco vengan los protestantes a insinuar que son mejores cristianos que nosotros, porque hay  escándalos de pederastia y dinero entre sus pastores y fieles.  En todos lados se cuecen habas...  
El tema de fondo es qué hacer para que esos 'peces malos' hagan el menor daño posible.  Y hay señales, red flags (banderas rojas), que nos ayudan a detectar que algo extraño está ocurriendo.  En una entrada anterior publicamos la traducción de "20 señales de alarma en un grupo religioso" por el canonista Peter Vere. 
A propósito de "red flags", el canal mexicano Milenio preparó un documental que lleva por título "Los últimos días del reinado de Marcial Maciel" y hay que señalar que ha sido un exceso las fotografías mostradas en su lecho de muerte (como también me pregunto a quién se le ocurre sacar fotografías en un momento tan delicado) porque es una falta de caridad hacia sus familiares y amigos, pero a muchos nos interesa no la persona sino analizar las causas profundas que condujeron a este desastre, y por eso en adelante me referiré a Maciel como "el fundador".  Ya Dios ha dispuesto sobre su alma y -si estaba arrepentido- espero sinceramente que haya recibido misericordia.
En el "video institucional" se ve claramente ese "culto al fundador" donde lo veneran como a un un santo, estando él todavía vivo.  Esto me lleva a la siguiente reflexión: Si quieres hacerle daño a una persona, llénala de adulaciones, dile que todo lo que hace está bien, que nunca se equivoca.  Nunca le digas que hace algo  incorrecto aunque efectivamente lo haga, guarda silencio ante sus malas actitudes.  Esta actitud no es cristiana.  Jesucristo enseña y recomienda la corrección fraterna.  Es un deber corregir al hermano que no obra correctamente, claro que nuestra motivación debe ser la caridad, el amor por esa persona con la convicción que se hace daño a sí misma.  Nos mueve también el sentido de justicia que late en todo cristiano cuando se hace daño a terceras personas.
Es muy difícil que las autoridades, en medio de la alabanza de los aduladores y de los reverenciosos..., no se hinchen, y dejen de acordarse de que son hombres. Por eso muchos hombres en sí buenos, si son elevados a un alto puesto descienden en su virtud (Santo Tomás, De Reg. Princ., I, c. 9)

Si quieres hacerle un bien a tu fundador, no cuelgues su fotografía en las paredes.  Esto solo contribuye a que el fundador "se hinche y deje de acordarse que es hombre".   Y si el fundador insiste en colgar su fotografía, le harías un bien negándote, y si se molesta y te castiga, ya sabes que no estás ante un hombre santo.  No conozco ni un solo santo que, en vida, permitiera que colgaran su fotografía en la pared para que los demás le veneren....  La veneración, el amor, el respeto, hacia esa persona -que se parece tanto a Jesucristo, y si no fuera un fiel reflejo de las virtudes de Jesucristo, no sería venerado- se da después cuando la Iglesia declara infaliblemente que está en el reino de los cielos.
"Soy un instrumento de Dios".  En realidad todos somos instrumentos de Dios cuando, por ejemplo, damos de comer al hambriento, pero si en algo insiste la palabra de Dios es a ser modestos en nuestra propia valoración.
La humildad como disposición de ánimo es una virtud moral de la que Cristo "humilde de corazón" (Mt. 11, 29) fue modelo perfecto.  La humildad tan grata a Dios (Eclo. 3, 21) y tan recomendada a los cristianos (1 Pe. 3, 8), consiste en conocer la propia nada frente a la trascendencia divina (Sal. 39, 6), es rebajarse ante el prójimo (1 Pe 5, 5).  La humildad es principio de sabiduría porque conserva al hombre en el equilibrio (Prov. 11, 2), es la condición para que la oración sea eficaz (Jdt. 9, 16; Sal. 102, 18; Eclo. 25, 21), para que lo sea la gracia (Sant. 4, 6; 1 Pe 5, 5) para alcanzar la salvación (Mt. 18, 4; 23, 12); es, en fin, preludio de la gloria (Prov. 15, 33; 29, 33). (R. North)
No conozco ningún santo que en vida haya dicho que es un instrumento de Dios... definitivamente lo era, y lo sabía, pero era modesto.
Ahora que se conocen los detalles de la vida del fundador, muchos se preguntan ¿por qué avanzó tanto? Esa es otra señal de alarma: ausencia de espíritu crítico.  En la Legión existía un cuarto voto secreto: "No criticar al superior y delatar a cualquier hermano que dirija señalamientos".  Así el fundador tenía el camino allanado para entrar y salir de la casa sin que nadie le cuestione nada y desaparecer por varios meses sin saber donde se encontraba.  Ese "no criticar al superior" es contrario a la evangélica "corrección fraterna" que ensenó Jesucristo (Mt. 18, 15-20)
Culto a la personalidad, anulación del sentido crítico,  más una obediencia "ciega", son tres de las causas profundas de este escándalo. 
Hay que hacer una aclaración en este sentido. La obediencia es una virtud, Jesús fue "obediente hasta la muerte en Cruz",  y es correcta esa máxima: "quien obedece no se equivoca".  Algunos alegan que Jesús fue obediente a Dios y que en esto están de acuerdo, que el problema está en la obediencia a los hombres.
 A veces los que argumentan que es falso "quien obedece no se equivoca" se quejan porque los obispos no obedecen el Motu Propio que libera la misa tridentina.  No se puede rechazar la obediencia a los hombres y al mismo tiempo exigirla.  Es una contradicción.
El Nuevo Testamento enseña sobre la obediencia:
- de los cristianos a los padres, a los amos (Ef. 6, 1-5; Col. 3, 20.22; I Pe. 2, 13)
- a la autoridad civil (Tit. 3, 1)
- se estigmatiza la desobediencia de los paganos a sus propios padres (Rom. 1, 30; II Tim. 3, 2)
- alaba la obediencia de los fieles a la autoridad religiosa: "pues para esto os escribo, para conocer vuestra virtud, a ver si sois obedientes en todo" II Cor. 2 9, ;"Y su cariño por vosotros se ha acrecentado viendo vuestra obediencia y el temor y temblor con que la recibisteis" II Cor. 7, 15; "prontos a vengar toda desobediencia cuando se completare vuestra obediencia" II Cor. 10, 6; "y si alguno no obedece a este mandato nuestro que por la epístola os damos, a ése señaladle y no os juntéis con él, para que se averguence. Mas no por eso le miréis como enemigo, antes corregidle como a hermano" II Tes. 3, 14-15
Por eso digo que la obediencia no está en discusión, debemos ser obedientes a imitación de Cristo.  El problema radica en las órdenes, qué tipo de orden es: justa o injusta.  Santo Tomás enseña que no debemos obedecer órdenes injustas, contrarias al evangelio.  Esto es de sentido común pero parece que es necesario decirlo.  En otra entrada conté una anécdota de un santo de probada humildad, san Martín de Porres, cuando el superior le ordenó que no lleve a más enfermos a la casa de la orden.  Fray escoba continuó llevando enfermos.  Cuando el superior lo regaño por no obedecer la orden, éste le respondió que primero debía obedecer al evangelio que dice que debemos ayudar al prójimo.   La obediencia es "ciega" cuando obedecemos una orden injusta.
 La Iglesia siempre lo ha tenido claro:
"La opinión pública constituye el patrimonio de cualquier sociedad normal compuesta de hombres (...) donde no aparezca ninguna manifestación de opinión pública, mas aún, donde haya que comprobar que ni siquiera existe, habrá que ver en ello un fracaso, una debilidad, una enfermedad de la vida social (...) y queremos agregar una palabra sobre la opinión pública en el seno de la Iglesia, en lo que toca a asuntos de libre opinión.  Esto solo les parecerá extraño a quienes no conozcan a la Iglesia Católica o tengan una falsa noción de ella, pues también la Iglesia es una corporación viva, y faltaría algo de su vida si careciera de opinión pública.  Y la culpa de este defecto recaería tanto sobre los pastores como sobre los fieles"  Pío XII, L'Osservatore Romano, 18.11.1950  
El culto a la personalidad del fundador, revisión de la correspondencia, anulación del espíritu crítico, obediencia "ciega" son prácticas que jamás han estado dentro del grupo de temas de 'libre opinión' en la Iglesia, todo lo contrario, son prácticas contrarias al evangelio y al magisterio de la Iglesia.  ¿Por qué se molestan tanto cuando se le critica?  Algunos argumentan que toda crítica rompe la unidad por lo que sólo puede provenir de falta de amor hacia la Iglesia. No estoy de acuerdo. Ocurre lo mismo que con las órdenes,  las críticas pueden ser justas o injustas. La crítica justa hecha conforme al espíritu y principios del evangelio (caridad, humildad, respeto) en temas de libre opinión, se convierte en llamada a la conversión y por lo tanto purificación y reforma.  El problema es que algunos  parecen gamberros pretendiendo reformar la Iglesia a punta de ofensas y soberbia, la caridad evangélica brilla por su ausencia.  Ante tales supuestos reformadores, es comprensible que los oídos se cierren...
"Toda reforma verdadera y durable tuvo su punto de partida, en última instancia, en la santidad, en hombres inflamados y empujados por el amor de Dios y del prójimo.  Generosos, prontos a escuchar todo llamamiento de Dios y a realizarlo en sí al punto.  Humildes y, sin embargo, seguros de sí mismos, porque estaban seguros de su vocación, crecieron hasta convertirse en las luminarias y en los reformadores de su tiempo.  Allí donde, por el contrario, el celo reformador no brotó de la pureza personal, sino que era expresión y explosión de la pasión, enturbió en lugar de clarificar, destruyó en lugar de construir, y más de una vez fue el punto de partida de aberraciones más fatales que los males que contaba o pretendía remediar" Pío XI, Mit brennender Sorge, (AAS 1937, p. 154)
Toda reforma es posible y deseada en todo lo concerniente a temas de libre opinión, como menciona Pío XII, porque los dogmas no están en discusión.  Así mismo,  cuando se habla de reforma en el fondo lo que se quiere decir es "volver a las fuentes de la Tradición oral y escrita".  Jesucristo apeló a la Tradición con los fariseos y doctores de la ley.  Por ejemplo cuando le preguntaron sobre el divorcio,  apeló a la Tradición escrita: se remontó al Génesis "Al principio no fue así... lo que Dios ha unido no lo separe el hombre "(Mt 19,6). Cuando los fariseos le increparon porque sus apóstoles frotaban espigas de trigo para comer en día de reposo y por lo tanto -según ellos- no estaban guardando el precepto, Jesús también apeló a la Tradición escrita: "Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre él y los suyos? ¿Cómo entró en la casa de Dios, bajo el pontífice Abiatar, y comió los panes de la proposición, que no es lícito comer sino a los sacerdotes, y los dio asimismo a los suyos?" (Marcos 2, 23-28).  La caridad como una excepción a la norma que se encontraba en germen en las Sagradas Escrituras.
El culto a la personalidad y la anulación del espíritu crítico contradice lo que enseña el evangelio: modestia, corrección fraterna, libertad de conciencia....y todo lo que contradice al evangelio debe ser erradicado de la Iglesia de Cristo. 
Pero hay algo positivo en el programa preparado por el canal Milenio y es la figura del entonces cardenal Joseph Ratzinger hoy Papa Benedicto XVI quien sale airoso en medio de todo este escándalo, porque es la más pura verdad que ha sido quien más ha hecho para solucionar este y otros problemas de abuso sexual.   Esa acusación ante la Haya es de risa y como dicen algunos, debe tratarse de un truco publicitario para ganar algo de fama o justificar su sueldo...
Que esto no vuelva a ocurrir. Somos muchos los católicos que estamos a la espera que Roma corrija estas prácticas sectarias para que sirva de ejemplo a las demás órdenes religiosas y movimientos de la Iglesia y -si es necesario- hagan un mea culpa se conviertan y auto-corrijan, sin esperar que la orden venga de Roma.

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